Básicamente, cualquier ayuno es neutralizar los deseos de la carne y priorizar al espíritu, es decir, privarse de alimentos, de pasatiempos o de información.
Esta es la propuesta del Ayuno del Espíritu Santo, que comenzará a partir del próximo 19 de febrero. No se resume en quedarse sin consumir contenidos seculares (TV, cine, teatro, lectura, internet, etc.), sino en seleccionarlos mejor para poder apreciar solo lo que es edificante espiritualmente.
Es una especie de “detox” de información para dejar afuera lo que no suma en nada, y absorber lo que es beneficioso para nuestro espíritu –que, a la vez, influye a todos los otros aspectos de la vida (como salud, vida amorosa y familiar, económica y al desarrollo personal)–, principalmente si los beneficios vienen del propio Espíritu Santo.
El ejemplo de la Biblia
La Palabra de Dios muestra el resultado de enfocar nuestra atención en el Espíritu Santo a través de la historia de personas que recibieron directamente de Él la dirección. Ellos solo podían entenderlo si lo escuchaban sin interferencias. “… porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2 Pedro 1:21
Así fue como le sucedió a Pedro y a los demás apóstoles que también fueron capacitados a escribir las Epístolas del Nuevo Testamento, que nos orientan hasta los días actuales. ¿Ellos hubieran hecho eso sin la inspiración Divina? ¿Dejarían ese legado si hubieran cedido a los deseos de su carne y perdido tiempo con cosas irrelevantes?
Actualmente, las cosas que más nos distraen de nuestra comunión con Dios nos bombardean todo el tiempo: las redes sociales, los mails, los WhatsApp, el Skype, las novelas, las películas, los podcasts, los libros, las revistas, etc., llenos de contenido secular sin ninguna utilidad.
El Ayuno del Espíritu Santo no se resume en dejar de consumir información secular, sino que incluye substituir el tiempo que se gasta en cosas superfluas por la meditación en la Palabra de Dios, las oraciones y los contenidos edificantes.
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