A través de los ojos, usted logra ver el mundo a su alrededor. Imagínese, por ejemplo, que dos personas pasan por la misma situación, pero cada una la interpreta de una manera diferente: una ve el lado positivo y la otra el lado negativo. El Texto Sagrado muestra que el Señor Jesús enseñó algo valioso con respecto a esa manera de mirar las cosas y las personas. “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas…” Mateo 6:22-23
Es decir, la manera como la persona ve todo reflejará en sus acciones y reacciones, y también afectará todas las áreas de su vida, incluso la manera como se ve a sí misma. Si la persona solo logra ver sus propios defectos, consecuentemente mirará a los demás con la misma mirada crítica. Los malos ojos se volvieron una especie de ciclo y para esta persona todo siempre tiene un defecto. Ella se vuelve alguien difícil de convivir.
Esas personas están siempre atentas a la vida ajena. Tienen malos ojos y están siempre listas para ver las fallas y los errores de los demás y nunca lo que es bueno. Personas así viven para criticar, pues solo logran ver los defectos. Entonces, preocupadas por lo que los demás hacen o dejan de hacer, juzgan, condenan e incluso ven problemas donde no existen.
Sin embargo, cuando la persona reconoce que tiene malos ojos y elige ver el lado positivo, logra comprender al otro, perdona y se vuelve agradable. Las personas se sienten bien en su compañía.
Mirar las situaciones que están alrededor
Hay personas que miran las circunstancias y todo lo que forma parte de su vida, siempre con malos ojos: el trabajo, el matrimonio, la facultad, la Iglesia, la Obra de Dios, etc. La manera en la que usted mira es su decisión. Por ejemplo: si alguien en la iglesia lo trata mal, usted puede elegir darle la espalda –hay quienes dejan de ir a la iglesia por situaciones de este tipo– o usted puede mirarla con buenos ojos, orar por la ella y quien sabe incluso ofrecerle ayuda ya que, posiblemente, no está bien. Los buenos ojos impiden que situaciones malas contaminen su cuerpo (su mente y sus pensamientos) y lo dejen en las tinieblas.
Otro ejemplo: usted es casado y recibe un regalo inesperado de su cónyuge. Puede mirarlo con malos ojos e interpretar que él quiere algo a cambio, o puede ver que él se está esforzando para agradarla.
Tener buenos ojos es una decisión individual y diaria. Después de tomarla, usted estará delante de diferentes situaciones que lo probarán. ¿Cuál será su decisión? Tener buenos ojos no significa ser necio, sino enfocarse en lo que es bueno.
El ejemplo del ladrón al lado de Jesús
La Biblia da un ejemplo claro de que no importa quienes somos o lo que hicimos y que tener buenos ojos puede cambiar el rumbo de nuestras vidas. Cuando el Señor Jesús estaba por ser crucificado, Lo pusieron entre medio de dos ladrones, ambos criminales, condenados por la justicia humana a pagar sus crímenes con la propia vida. El pasado de errores de ambos podría influenciar la visión que tenían sobre Jesús, pero cada uno vio de manera diferente la situación en que Cristo se encontraba.
“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si Tú eres el Cristo, sálvate a Ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en Tu Reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:39-43
¿Notó la diferencia en la mirada de esos hombres? El que eligió mirar con buenos ojos, ese mismo día dejó la condición de ladrón condenado y fue con el Salvador para el paraíso, probablemente es sus angustiosos momentos en la cruz él se arrepintió de la vida que había llevado y creyó que el propio Dios estaba a su lado. Imagínese la mirada de amor, compasión y perdón de Jesús hacia él.
Hasta aquí hablamos de los malos ojos hacia situaciones o personas, pero muchos tienen malos ojos hacia Dios. Blasfeman y dicen que Él los abandonó, esto también sucede cuando no ven más las cosas de Dios como santas.
No importa la situación, Dios tiene buenos ojos a su respecto. Él cree en su potencial. Elija hoy arrepentirse y cambiar su mirada sobre Él, sobre las cosas y las personas. Su vida será completamente diferente.