Cuando Ezequías recibió la noticia de que iba a morir, estaba delante de él el gran profeta Isaías, pero él no tercerizó su Fe, oración y lágrimas.
Ezequías no le pidió orientación u oración a Isaías, por el contrario, esperó a que el profeta se fuera, volvió la cara hacia la pared, oró y lloró mucho sobre los hombros de Dios, y no sobre los hombros de un hombre.
Resultado de esa Fe y oración individual: ¡él venció a la muerte y vivió otros 15 años!
“En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: el Señor dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración al Señor, y dijo: Oh Señor, Te ruego que Te acuerdes ahora que he andado delante de Ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de Tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Entonces vino palabra del Señor a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: el Señor Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que Yo añado a tus días quince años.” Isaías 38:1-5