Son muchas las personas que se ven estancadas en el ámbito laboral y académico: es el ascenso que nunca llega, el negocio que no crece o la incertidumbre del mañana. Incluso, hay quienes poseen un gran talento en lo que hacen, pero no tienen aspiración a algo más. Estos y otros tantos impedimentos son el resultado de las características negativas de sus personalidades o de sus actitudes.
Vea qué factores de comportamiento obstaculizan a las personas y distinga si algunos de estos han trabado su crecimiento profesional.
El orgullo:
Esta característica es una de las más peligrosas para el ser humano porque lo enceguece de tal manera que lo imposibilita de reconocer sus propios errores. Aun sabiendo que su vida está destruida, el orgulloso se resiste a considerar sus malas elecciones, por lo que siempre tiene una excusa o razón para justificar su mal proceder.
El orgulloso, como se cree superior a los demás, tampoco tolera someterse a una autoridad jerárquica, y podría tener problemas al no acatar las órdenes de sus respectivos jefes, por ejemplo.
“La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23
La duda:
Este factor es determinante para el fracaso profesional. Si permite que la duda entre a su mente, esta logrará contaminar su confianza y, por ende, los resultados nunca se concretizarán en su vida.
“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.” Santiago 1:6
Las reacciones negativas:
En el contexto de la rutina diaria, es común que las personas atraviesen situaciones que no le favorecen a su crecimiento profesional, motivo por el cual es necesario que el Espíritu Santo sea el que las guíe.
El mal busca sembrar pensamientos negativos para que el ser humano reaccione de manera negativa y, consecuentemente, desista. En cambio, el Espíritu Santo blinda su mente contra esos ataques.
El miedo:
En su grado elevado, el miedo inmoviliza a la persona ante una situación límite. Esta falta de reacción se debe a que, muchas veces, no se da oídos a la Palabra de Dios, sino a la de los demás.
Es importante que comprenda lo siguiente: si desea salir de su zona de confort, debe vencer sus propios miedos, y eso solo lo logrará si confía en Dios.
“En el día que temo, yo en Ti confío.” Salmos 56:3
La desobediencia:
Este acto de rebeldía es otro causante del estancamiento profesional. Se trata de un comportamiento que podría tener una persona que ya conoce la voluntad de Dios, pero insiste en transgredirla. Y el Señor no tiene ninguna obligación de bendecir al que Lo desobedece.