El que traiciona es víctima de la propia debilidad, tanto de carácter como emocional. Además, el precio de la traición es demasiado alto por el pequeño y corto momento de escape que ella le proporciona (y a veces ni eso…).
Una alumna nos escribió pidiéndonos ayuda, porque traicionó a su marido y ahora él ni siquiera quiere hablarle. Escucha el consejo que le dimos en el video de arriba (10 minutos).
¡Huye del canto de las sirenas y de los tritones! La traición NUNCA vale la pena.