Nuestra mente es tan influenciable, para el bien y para el mal, que sería una locura ignorar la alerta que la Palabra de Dios nos da sobre las amistades y las conversaciones.
Por eso, no se hunda en el pozo de la malicia, la pereza e incluso de los pecados por la sutileza de las malas compañías. Aprenda de qué manera hacer eso en la práctica, a través de este video (10 minutos).