Cuando Dios lo llamó a Gedeón para cambiar su historia y la de Su pueblo, él, a pesar de que en un principio manifestara su indignación contra la situación, también terminó manifestando la inseguridad que tenía sobre sí mismo. Él se veía impotente e incapacitado para la misión. En realidad, Gedeón quería un cambio, pero no quería que este sucediera a través de él, sino a través de otros. ¿Ese no es el deseo y el problema de muchas personas en los días de hoy?
En lugar de esperar (eternamente) que la solución caiga del cielo, que alguien, finalmente, lo venga a ayudar o que, por “suerte”, todo a su alrededor empiece a favorecerlo, mire hacia Aquel que desea inspirarlo para que usted logre, realmente, cambiar su propia vida, sin la necesidad de seguir esperando. Sepa cómo viendo el siguiente video (9 minutos).