De alguna forma u otra, el fin les llegará a todas las personas. La muerte no distingue clases sociales, etnias ni religiones. Lamentablemente, la humanidad no está preparada para cuando eso suceda. Sin embargo, ¿los cristianos lo están?
“Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas” (Mateo 25:1-4).
La parábola de las diez vírgenes representa a la Iglesia del Señor Jesús en su totalidad. Cinco de ellas tenían la consciencia de que el novio podía llegar en cualquier momento y, por eso, estaban atentas a que el aceite de sus lámparas no escasee. No obstante, las demás no pensaban que ese día finalmente llegaría.
Hoy en día, hay muchos cristianos que, al igual que las insensatas, no se preparan para el día de su muerte, porque descuidan su vida espiritual y desconsideran las alertas del Señor.
¡Despierte!
Actualmente, hay muchas distracciones, por eso, los cristianos no deben permitir que las “luces” que el mundo ofrece los enceguezcan. Al contrario, los nacidos de Dios deben permanecer alertas y prepararse antes de que sea demasiado tarde.
Nunca desista de las promesas de Dios, guárdelas en su interior y manténgase fiel hasta el final, porque ese día llegará.