Se calcula que más de 260 millones de cristianos son perseguidos en el mundo. Algunos gobiernos confiscan y destruyen iglesias, como en la China comunista. Los seguidores del Señor Jesús son amenazados, expulsados de sus ciudades e incluso asesinados en otros países. Se habla mucho sobre la libertad de expresión y de credo, pero, en la práctica, es evidente que no forma parte de la realidad como muchos piensan.
La Organización Internacional de las Puertas Abiertas, enfocada en la diseminación de la Palabra Sagrada y en la defensa de los cristianos perseguidos, publicó a principios de este año la Lista Mundial de Persecución (LPM) 2020, según la cual hubo un aumento del 6 % en la persecución. Fueron 254 millones en 2028 y alrededor de 260 millones en 2019. Los datos muestran que uno de cada ocho cristianos enfrenta persecuciones entre leves y severas e incluso algunos son asesinados, pero la realidad puede ser aún peor, porque los números señalan solo lo que fue posible contar.
Corea del Norte lidera el ranking de los 50 países más peligrosos para los cristianos hace más de 10 años. Nigeria es donde más se mata a los que siguen la fe cristiana, con 3.731 asesinados en 2018 y 1.350 en 2019. En el mundo, han muerto violentamente 2.983 personas en 2019.
El número de ataques a lugares de culto cristiano fue de casi 9,5 mil, según la LPM 2020, y en la encuesta anterior fueron alrededor de 1,8 mil. La ya citada China es campeona en la cantidad de cristianos presos y condenados sin juicio, solo por seguir o predicar la fe en el Señor Jesús. Un ejemplo en Sudamérica es Colombia, en el puesto 41 de este ranking. Puertas Abiertas alega que adeptos del islamismo fundamentalista, del comunismo y miembros del crimen organizado son algunos de los peores perseguidores.
¿Por qué hasta hoy?
Desde el tiempo en que el Señor Jesús caminaba sobre la Tierra, Él y Sus seguidores son perseguidos, como Él mismo dejó en claro que sucedería: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de Mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”, Mateo 10:22. Sí, el Mesías anticipó que el diablo se levantaría, usando a otros seres humanos, para combatir la diseminación de que el ser humano puede estar más cerca de Dios por medio de Su Hijo. Una persona desconectada del Salvador y del Altísimo es una presa mucho más fácil para satanás.
El propio Señor Jesús fue crucificado. Los romanos perseguían, torturaban y mataban a los cristianos. El islamismo y el comunismo, a lo largo de las eras, han intentado detener el avance de la libertad en Dios. ¿Por qué eso sigue sucediendo, a pesar de que, por lo menos aparentemente, la humanidad haya evolucionado?
Es una clara señal del Fin de los Tiempos que los seres humanos se vuelvan unos contra otros y el amor entre ellos se enfríe, como está previsto en Apocalipsis. No es de extrañar que usen el bien más grande que alguien podría hacer, mostrarle al prójimo la posibilidad de la Salvación, como motivo para ser perseguido. Al mal no le importa que las personas tengan una vida plena en la Tierra y sean salvas después de ella. Cuanto menos esperanza y amor, mejor.
En estos tiempos de plagas mundiales, de enfermedades y de ver a la humanidad cada vez más fría, no solo los ataques directos, como los denunciados por la LMP, son los que intentan impedir el avance de la Palabra. El que sigue al Señor Jesús y vive como tal necesita estar atento a otros tipos de ataques disfrazados: los malos medios de comunicación, que predican el pecado como la vida ideal, y personas que llevan a otras a los vicios, al libertinaje e intentan convencerlas de que la vida tradicional en familia es cosa del pasado. Estos actos, silenciosamente, provocan aún más estragos, apartando más y más personas de Dios. Aunque los ataques directos que Puertas Abiertas denuncia terminaran, estos otros tipos de ataques camuflados siguen siendo aún peores. Es necesario estar más atento frente a esto.