Cuando eres una persona sensible, siempre eres víctima de tus emociones, todo el mundo se vuelve tu enemigo y “nadie te entiende”. De esta manera, te entregas al victimazgo. Pero cuando vives por la fe inteligente, eres capaz de luchar y vencer los obstáculos, determinar tu vida y tu futuro, en lugar de quejarte y dejarte llevar por las circunstancias.
Aprende en la práctica la diferencia entre ser sensible y sensato. Y cómo aprender esto cambiará completamente tu vida, vea el video (16 minutos).