Pronunciar el nombre de Thomas Edison, automáticamente, nos lleva a pensar en sus increíbles invenciones: la bombita de luz, el vehículo eléctrico, el sistema de distribución de electricidad, entre otros inventos. Sin embargo, para este creador, las cosas no le fueron del todo fáciles. Cuando tenía ocho años, su maestro le dijo que era un alumno improductivo en la clase y que, además, tenía retraso mental.
Cuando llegó a la adolescencia, creó un dispositivo que permitía el recuento de votos de forma mecánica. No obstante, cuando lo presentó al Congreso de Washington, recibió una respuesta poco alentadora: “si hay en la tierra algún invento que no queremos aquí es exactamente el suyo”.
Pese a que desde niño recibió palabras negativas, Thomas Edison creyó en sus ideas y no se desanimó con los fracasos, al contrario, trabajó en sus experimentos hasta concretarlos. De esta manera, transformó a la humanidad con sus innumerables creaciones innovadoras.
Si un hombre común pudo realizar cosas que, hasta ese momento, eran consideradas imposibles, ¿qué impedimentos podrán destruir los sueños de alguien que cree en las promesas del Altísimo?
Dios, el Creador del universo, inventó todo lo que existe con la autoridad de Su Palabra. Pero, además, le proporcionó al ser humano un poco de ese poder. Por lo tanto, según su manera de hablar y de pensar, las personas definen cómo serán sus vidas. Muchas, sin embargo, han subestimado el alcance de sus palabras negativas y, por haber decretado los fracasos, hoy viven frustradas.
“Más Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.” (Mateo 12:36).
¡Vigile!
Todo lo que usted dice está siendo registrado por Dios. Por lo tanto, alimente sus pensamientos con la voz de la fe sobrenatural y diga palabras constructivas que estén de acuerdo con esa fe. De esta manera, los obstáculos no podrán impedirle conquistar lo inimaginable.
Los tres domingos de los imposibles
Los días 13, 20 y 27 de septiembre todos tendrán la oportunidad de participar del clamor especial por las causas imposibles. Todos los que decidan creer en sus sueños y manifestar su fe en Dios a través de sus actitudes, recibirán la respuesta del Altísimo. Porque, lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.