Muchos son los que creen que seguir al Señor Jesús se resume en ir a la iglesia los domingos, hacer caridad, no desearle el mal al prójimo, orar. Sin embargo, seguirlo requiere 3 sacrificios fundamentales.
“Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” Mateo 16:24
El obispo Edir Macedo explica en sus anotaciones de fe lo que significa cada uno de esos tres niveles de sacrificios, que el Señor Jesús reveló como condición para el que desee seguirlo.
Primero: Negarse a sí mismo
“Esto significa renunciar nuestras voluntades y nuestros deseos para someternos a la voluntad de Dios.”
Segundo: Tomar sobre sí la cruz
“Esta cruz no es la enfermedad, la miseria o los problemas familiares, sino la actitud de soportar las luchas y persecuciones a causa de la fe en el Señor Jesús.”
Tercero: Seguir a Jesús
“Esto se refiere a obedecer la Palabra del Altísimo en todo.”
Perder para ganar
“Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle, diciendo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá. Pero volviéndose Él, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de Mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” Mateo 16:22-23
Es común que el ser humano siempre quiera retener, ganar y jamás dar o perder. Probablemente, a eso se debió la reacción de los apóstoles y, principalmente, la de Pedro, al tratar de convencer al Señor Jesús de que no sea crucificado, es decir, de que no sacrifique. Sin embargo, el Maestro mostró que tratar de evitar el sacrificio, que es por la realización de la voluntad de Dios, solo hace que el hombre pierda lo más importante que posee:
“Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?” Mateo 16:25-26
Invierta en la Salvación de su alma
Todo pasa y nada se lleva de esta vida. Ninguna conquista en este mundo compensa la pérdida de la Salvación. Y, cuando la muerte se presenta, no hay dinero alguno que pueda hacerla retroceder. Para los que practican constantemente los sacrificios para mantenerse en la fe y miran siempre hacia el Señor Jesús, la muerte solo hará que permanezcan eternamente al lado de su Señor. No obstante, para los que pasan por alto el hecho de dónde su alma pasará la eternidad, la muerte solo indica el principio de un tormento sin fin.
Por eso, el que es inteligente invierte en la Salvación de su alma.