“Qué aburrido, no lo aguanto más.” “No lo lograrás, desiste.” “Puedes hablar, eso no es chisme.” Esos son algunos ejemplos de frases que se filtran en la mente de muchas personas. Nadie está libre de los malos pensamientos y, por eso, es necesario saber cómo actuar delante de ellos. Es justamente la forma con la cual lidian con pensamientos malos y negativos que diferencian a los vencedores de los perdedores.
“Los malos pensamientos o con apariencia de buenos deben ser desterrados. No podemos impedir que vengan, pero tenemos poder para reprenderlos. Si los malos pensamientos vienen y no resistimos de inmediato, ellos toman fuerza y pueden causar riesgos a la buena conciencia y, consecuentemente, a la Salvación”, explica el obispo Edir Macedo.
Pero, ¿qué es posible hacer para resistir, en la práctica, a la voz que dice que desista, mienta o alimente una costumbre inadecuada? Josie Carla da Conceição, de 18 años, estudiante, cuenta que algunas actitudes fueron suficientes para vencer ese desafío. “Yo descubrí el poder de la fe para transformar esos pensamientos y también cambié muchos hábitos”, revela.
Vencer los sentimientos
Josie era una niña triste porque se sentía inferior. ¿El motivo? El racismo de la sociedad. “Por ser negra, yo me creía fea e incapaz. Sentía que no podía ser exitosa en ninguna área de mi vida. Tenía pensamientos como “no lo puede hacer, no lo logro, no puedo”. Creía que nunca le iba a gustar a nadie y no me permitiría ser feliz”, recuerda.
Muchas veces se encerró en el cuarto y lloró durante horas. La estudiante pasó gran parte de la adolescencia frecuentando lugares inadecuados y siendo influenciada por amistades, en el intento de llenar la inseguridad que existía en su interior.
“Era una joven que no ejercitaba la fe, no era determinada. Yo iba a las reuniones en la Universal, pero todo lo que oía entraba por un oído y salía por el otro. Lo que prevalecía eran los malos pensamientos, que eran suficientes para alejarme de la iglesia y, consecuentemente, de Dios”, relata.
Solo después del fin de una relación enfermiza Josie entendió que necesitaba dejar de alimentar las ideas negativas. “Me deprimí, descuidé mis estudios, no tenía más ánimo ni siquiera para comer. Llegué a perder 10 kilos en una semana. Pero, en medio de ese sufrimiento, quise cambiar y dar un buen testimonio. Fue cuando decidí bautizarme nuevamente y volver a Jesús”, afirma.
Además de la fe renovada, ella dice que tuvo que eliminar algunos malos hábitos. “Dejé de estar con personas que me influenciaban negativamente, desarrollé mi autoconfianza y hoy entiendo que mi valor no está en lo que dicen de mí, sino en quién soy. Entonces, cuando viene un pensamiento malo, rápidamente lo reprendo”, cuenta.
Deje de alimentarlos
Fuentes de ideas y soluciones o de dudas y errores, los pensamientos definen el comportamiento humano. Según el conductor y conferencista Renato Cardoso, no vale decir que no se puede controlarlos. Él resalta que es necesario dejar inmediatamente de darle oído a las voces negativas que vienen en la mente. “Nuestros pensamientos definen como nos sentimos y qué hacemos. Ellos están formados por la información que alimenta nuestro cerebro. Por lo tanto. Cuidado con lo que usted ve o escucha. Vigile lo que entra en su mente a través de sus ojos y oídos e incline sus pensamientos hacia lo que es bueno” aconseja.
Entonces, si usted se ha guiado por lo que siente, dele un basta a eso hoy mismo. Deje de alimentar y darle oídos a las sugerencias malas, corte las malas influencias y busque lo que le hace tanto bien a su mente y a su vida. No acepte más ser guiado por los malos pensamientos, pues eso es perjudicial. Mantenga su comunión con Dios firme y recuerde vigilar siempre su fe.
Los domingos a las 7 y 9:30h, en todas las Universal, los obispos, pastores y obreros claman por todos los presentes para que tengan un encuentro con Dios. No deje de participar este día especial. Vea la dirección de la Universal más cercana a su casa.
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