Jenny Simpson heredó la fortuna de la familia y murió a los 89 años en la ciudad costera de Aldeburgh en Suffolk, en Reino Unido, donde vivió por más de tres décadas.
Era conocida por derrochar su fortuna en Londres y Nueva York, gastaba mil libras esterlinas por semana, lo equivalente a noventa y nueve mil novecientos pesos, en moda sofisticada que nunca usó. En el acervo, acumulado en tres casas, constaba también 500 pares de zapatos. Todo esto solo se reveló después de su muerte.
Sin embargo, a pesar de gastar, semanalmente, centenas de libras en ropa, no se la veía usando las piezas.
Invierta en el lugar correcto
El mundo siempre ofrece cosas, y los ojos nunca se cansan de desearlas. Donde ponemos nuestra atención, inevitablemente, también pondremos tiempo, fuerza y dinero. No obstante, lo que muchos se olvidan es que absolutamente todo es pasajero y perecible.
Por eso, el Señor Jesús alerta:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6:19-21
Jesús no está diciendo que está mal tener riquezas, sino poner nuestra confianza en ellas, porque están expuestas a varios riesgos.
El obispo Edir Macedo, en sus anotaciones de fe, resalta que, por más que se tenga el cuidado de guardar en un lugar seguro lo que se adquirió, los bienes no estarán libres de los ladrones, de las polillas, de la herrumbre, de la oscilación del mercado financiero, de la variación de la moneda, de la crisis económica y política, de las enfermedades, etc.
Se engaña el que piensa que tales riquezas son solo bienes materiales. El obispo enfatiza que el “tesoro” es todo lo que ocupa el lugar principal en el corazón del ser humano. Puede ser el dinero, los bienes materiales, el marido, la esposa, los hijos, la madre, la profesión, la posición social, en fin, todo a lo que la persona se apega.
“Cuando obedecemos la Palabra del Altísimo, juntamos riquezas espirituales en un lugar seguro donde nadie puede tocar”, aclara. Este lugar seguro es el Cielo y las inversiones son las referentes a la Vida Eterna, es decir, a la Salvación del alma.
¿Quiere saber más sobre estos temas relacionados con la fe cristiana? Participe de las reuniones que se realizan en la Iglesia y aprenda a desarrollar su vida espiritual y a invertir en la riqueza incorruptible.