Muchas personas subestiman el poder y el alcance que tiene una palabra pronunciada, sin embargo, dependiendo de cómo se la utiliza, puede destruir o levantar el ánimo de alguien. Es decir, en las palabras y en el énfasis que se le pone está la fuerza para transformar la realidad de una persona.
El fallecido escritor y ganador del Premio Nobel de Literatura, José Saramago, dijo que las palabras “hay que decirlas y pensarlas en forma consciente”. Un lenguaje utilizado de manera inconscientemente, por lo tanto, puede generar separaciones, malentendidos, confusiones, entre otras cosas. Además, la persona que confiesa constantemente palabras negativas verá afectadas su autoestima y las decisiones que toma.
La luz y las tinieblas
Dios creó el Universo con la autoridad de Su Palabra. Por esta razón, todo lo que existe es gracias a lo que Él determinó.
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas,” Génesis 1:3-4.
Si la Palabra del Altísimo separó la luz de las tinieblas, ¿no podrá también liberarlo de los tormentos espirituales?
Si usted sufre de depresión, insomnio, nerviosismo, dolores de cabeza constantes, enfermedades que los médicos no pueden diagnosticar el origen, entre otras similitudes, use el poder de la Palabra de Dios y, por la fe, libérese de todos esos problemas.
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