Corrupción. Todo el mundo habla sobre ella. Está presente diariamente en los informes de los noticieros, en los tribunales de justicia y hasta en las conversaciones entre vecinos. Sin embargo, pese a que muchos exigen la honestidad de los demás, pocos son los que verdaderamente la practican.
En los últimos años, un caso polémico trascendió las fronteras de Estados Unidos: una joven de clase media se hizo pasar por una socialite millonaria y embaucó a diferentes hoteles, bancos, restaurantes y a sus amigos, en la ciudad de Nueva York. De acuerdo con las investigaciones, la mujer de origen ruso, Anna Sorokin, llevaba una vida de lujos y ostentación a costa de engaños.
No obstante, todo lo que empezó mal terminó de la misma manera. Tras cometer varios fraudes, la joven fue detenida y su reputación resultó visiblemente afectada a causa de la trascendencia que tuvo la noticia, a tal punto que su nombre recorrió los titulares del mundo entero.
Si bien no son muchas las que comenten estafas de esta magnitud, lo cierto es que hay una innumerable cantidad de personas que cree que los “pequeños” actos de corrupción que realizan cotidianamente son insignificantes en comparación con los que se difunden en los medios de comunicación y que, por eso, no tendrán impacto en sus vidas. Aunque no tomen en cuenta las consecuencias de sus actos, es cuestión de tiempo para que cosechen lo que alguna vez sembraron.
Huya de la corrupción
La corrupción es mucho más que estafas millonarias, también incluye la descarga de música o películas ilegales por internet, la falsificación de firmas, el robo a la propiedad intelectual, las trampas en los exámenes, las excusas para no trabajar, las infracciones en el tránsito, entre otras cosas.
En la actualidad, a los que engañan o le sacan provecho a alguna circunstancia para obtener algún tipo de ventaja se los considera habilidosos, capaces de reconocer cuándo es el mejor momento para actuar. Sin embargo, Dios alerta que a los que practican tales cosas no les irá bien en la vida.
Lea, a continuación, lo que está escrito en las Sagradas Escrituras: “El que en integridad camina será salvo; mas el de perversos caminos caerá en alguno” Proverbios 28:18.
Si usted se da cuenta de que ha sido una persona así, que busca obtener beneficios y que no le importa el daño que les puede causar a los demás, decida cambiar. Huya del engaño, de la astucia y de la perversidad para seguir los consejos de Dios. De esta manera, usted alcanzará la Salvación y obtendrá una vida transformada y fructífera.