Todos los días, miles de millones de personas realizan plegarias para acercarse a Dios. Sea cual sea su religión, tratan de llegar hasta Él para obtener Su atención. Sin embargo, ¿todas son atendidas?
Hay un versículo bíblico que tiene la respuesta a esta pregunta:
“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.” Mateo 6:7
“La oración no puede ser una mera repetición de palabras. Usted debe poner su alma en lo que dice, para decir lo que realmente siente, piensa. Debe ser algo natural y sincero, sino la oración no tiene valor”, explicó el obispo Edir Macedo.
“Yo soy un pecador. ¿Él me escucha?”
Además, hay otra duda que muchas personas cargan y que les impide tener una relación con el Señor. Muchas, como saben que Lo desobedecen, por vivir en el pecado, piensan que no merecen ser escuchadas.
“Lo que nos hace alcanzar la misericordia y lo que nos hace justos delante de Él es la fe. Dios busca y, de la misma manera, se agrada de las personas que se entregan a Él de libre y espontánea voluntad”, dijo.