Durante este año de pandemia hemos abierto 17 iglesias nuevas, cambiamos a 8 iglesias de local, y tenemos 9 por abrir. Un total de 34 iglesias. ¿Por qué estoy diciéndole esto? Porque mientras el mundo vive una crisis muy fuerte y muchas empresas cierran y da tristeza ver a las personas que habiendo luchado por abrir hoy están cerrando, mientras muchos lugares están en quiebra, la Iglesia sigue creciendo.
Está escrito en la Biblia: “Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no Le sirve” , Malaquías 3:18.
Usted va a entender por qué usted es bendecido.
“Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara a su siervo” Lucas 7:2-3
Piense conmigo, era un centurión, no era un discípulo.
“Cuando ellos llegaron a Jesús, Le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo y fue él quien nos edificó la sinagoga” Lucas 7:4-5
Este centurión era un extranjero, pero era un hombre de fe que amaba a los judíos, y había edificado una sinagoga para que Jesús predicara Su Palabra. Por eso los discípulos Le dijeron a Jesús que era digno de que le concediera lo que pedía, porque amaba a Su obra.
“Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; por eso ni siquiera me consideré digno de ir a ti, tan solo di la palabra y mi siervo será sanado” Lucas 7:6-7
Él era un hombre humilde a pesar de ser centurión. Mucha gente podría pensar que él mandaba a los demás en vez de ir él mismo a pedirle eso a Jesús, pero él no iba porque consideraba que no era digno. Este hombre había edificado una sinagoga y por eso Jesús lo ayudó, así como lo ayuda a usted. Jesús está yendo a su casa a sanar a toda su familia.
Además de ser humilde, el centurión era un hombre de fe porque dijo “tan solo di una palabra”, él sabía que eso bastaba.
“Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: «Ve», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. Al oír esto, Jesús Se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que Le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande” Lucas 7:8-9
Este hombre no era de la nación de Israel, pero Jesús dijo que su fe era tan grande que nunca había visto en Israel una fe como esa.
“Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo”. Lucas 7:10
Preste mucha atención, usted ha edificado sinagogas, ha ayudado a construir iglesias, y sepa que Jesús, como lo hizo con el siervo del centurión, ha estado yendo a su casa a sanar a su familia.
¿Qué aprendemos con el centurión?
-Era humilde “… el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”, Mateo 23:12.
-Era un hombre de fe al que le alcanzaba que Jesús solo dijera una palabra Suya para creer que su siervo sería sanado.
-Era temeroso de Dios y aportaba sinagogas.
Con todo lo que le está sucediendo al mundo usted está vivo porque ayuda a edificar sinagogas, yo pienso en eso cada vez que leo esta Palabra, porque cada uno de ustedes es un centurión.
Ustedes son responsables por el crecimiento de esta Obra, han dado, se han sacrificado muchas veces para que esta Obra pueda crecer. Sobre todo en Argentina, donde todo aumenta cada día.
Cuando la gente pregunta: ¿Cómo hacen? La respuesta es: ¿Conoce al Espíritu Santo? ¡Busque conocerlo!
Dios no le ha dejado ni le dejará faltar porque usted ha ayudado a edificar sinagogas. No contamos con el gobierno, sino con su ayuda, ¡siempre contamos con la ayuda de Dios y con la de ustedes!
Piense en eso.
Dios le bendiga.