“No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”. Gálatas 6:7
¿Por qué la Biblia dice que no dejen engañar y que de Dios nadie puede burlarse? Porque cuando uno piensa que está engañando a Dios, en realidad se está engañando a uno mismo. Porque Dios conoce todo. La palabra aún no salió de nuestra boca y Él sabe lo que vamos a decir, Él conoce nuestros pensamientos. Dios es Todopoderoso, no necesita que hablemos, basta con que pensemos y Él ya lo sabe.
No podemos engañarnos pensando que Le escondemos algo a Dios, y mentirnos a nosotros mismos es la peor de las mentiras. Mi amiga y mi amigo, no hay salida, no intente tapar el sol con un dedo. Hay quien quiere sembrar manzanas y cosechar naranjas, pero, si sembramos manzanas cosecharemos manzanas. Lo que sembremos cosecharemos. Muchos se están dejando engañar. ¡Mi cosecha dependerá de mi siembra y se acabó! Dios no es injusto, Él nos avisa, nos orienta, nos da la dirección. Es una ley fija de la naturaleza: “Lo que se siembra se cosecha”.
Eso nos da temor para que tengamos cuidado con lo que sembramos. Aunque sembremos en la oscuridad, el fruto de lo que hayamos sembrado saldrá a la luz. Por eso el apóstol dice: “No se dejen engañar”. Si tenemos ese cuidado con lo que sembramos pasamos a ser adultos espiritualmente hablando. Y eso es para mí, para los pastores, para los obreros, para los miembros, para todos. Si yo quiero cosas buenas debo sembrar lo bueno, pero, hay quien siembra lo malo y quiere cosechar lo bueno. No hay que intentar dar vuelta la Palabra de Dios, es lo que está escrito y se acabó.
La Palabra de Dios es simple y pura. Lo que doy recibo. Lo que siembro cosecho.
“Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. Gálatas 6:8
La Biblia no nos obliga, nos da libre albedrío para que sembremos lo que queremos. Los que siembran para la carne envidia, mentira, traición, lo hacen mirando hacia un lado y hacia el otro para que nadie los vea. Pero, los que siembran para el Espíritu, cosecharán del Espíritu la vida eterna.
¿Usted cree que podemos esconderle nuestros pecados a Dios? En Apocalipsis, cuando Juan tuvo la visión de Jesús, dijo: “Sus ojos son como una llama de fuego…” Seamos maduros, lo que sembramos cosechamos.
En estos versículos aprendemos que si sembramos lo malo cosecharemos lo malo, y eso nos hace entender que tenemos que sembrar lo que es bueno. Piénselo, ¡usted decide! Su éxito o su fracaso no es responsabilidad de nadie, usted mismo decide lo que siembra.
Les dejo esta Palabra, piense: nadie tiene la culpa de lo que usted siembra, ¡es usted quien escoge qué sembrar! Yo en su lugar sembraría lo que es bueno, sembraría para el Espíritu, porque si siembra para la carne cosechará corrupción y no podrá darlo vuelta. Y tenga cuidado antes de sembrar, porque toda acción tiene una reacción y toda siembra tiene una cosecha.
Piense en eso.
Dios le bendiga.