El coeficiente intelectual de una persona, o su cociente intelectual, es una escala obtenida por medio de pruebas. Son las que ayudan a evaluar y a comparar la capacidad cognitiva de un individuo con respecto a algunas habilidades. Por ejemplo, el lenguaje, la percepción, la memoria, el objetivo y el proyecto, la ejecución de tareas, lo cual implica decidir y resolver problemas.
Recientemente, este parámetro fue el objetivo de un estudio. El texto concluyó que los jóvenes de hoy son la primera generación de la historia con un coeficiente intelectual más bajo que la última. Es decir, por primera vez, los hijos presentaron un coeficiente intelectual inferior al de sus padres.
Según el neurocientífico Michel Desmurget, director de investigación del Instituto Nacional de Salud de Francia, los dispositivos electrónicos muy usados por esta “generación digital” han afectado seriamente, para el mal, el desarrollo neural de los niños y jóvenes. La tesis se presentó con datos concretos y de manera conclusiva, en su libro La fábrica de cretinos digitales.
“Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo”, alertó Desmurget, quien dio una entrevista a BBC News Mundo, el servicio de noticias en español de BBC, en octubre del año pasado. Para el especialista, los jóvenes de esta generación están “pasmados por el entretenimiento tonto, privados de lenguaje, incapaces de reflexionar sobre el mundo, pero felices con su suerte”.
El tiempo en la pantalla es perjudicial
Una de las posibles causas señaladas es la exposición a las pantallas. Sobre eso, el neurocientífico francés comentó: “Lo que sabemos con seguridad es que incluso si el tiempo que un niño pasa frente a una pantalla no es el único culpable, tiene un efecto importante en el coeficiente intelectual”. Además, de acuerdo con Desmurget, “varios estudios han demostrado que cuando aumenta el uso de la televisión o los videojuegos, el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo disminuyen. (…) En última instancia, estos impactos conducen a una caída significativa en el rendimiento académico”.
Un estudio de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, mostró que los adolescentes, que están más de una hora por día en internet, han perjudicado su desempeño escolar. Así como una investigación del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar en Helsinki, Finlandia, señaló que los niños que pasan una hora diaria frente a las pantallas desarrollan problemas de comportamiento y emocionales.
Desmurget explicó que el uso de los dispositivos digitales en exceso provoca una “disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional; disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras (tareas, música, arte, lectura, etc.)”; además de otros perjuicios, como interrupción del sueño; trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad; y un estilo de vida sedentario excesivo.
Consejo para los jóvenes
Los niños y adolescentes pueden y deben aprender habilidades y herramientas de informática. No obstante, ya sea para fines educativos o, incluso, de entretenimiento, lo que debe prevalecer es que las pantallas se usen con disciplina. Además, deben tener referencias de calidad y contar con la orientación de los padres, profesores y responsables, que agreguen conocimiento y optimicen el aprendizaje.
¿Quiere saber cómo volverse un joven con criterio respecto al tiempo que pasa en internet y al contenido que accede? Hay dos grupos en la Universal que se destinan al público joven de diferentes edades. Sepa cómo participar:
El grupo Fuerza Teen Universal (FTU), que recibe a adolescentes entre 11 y 14 años, una de las etapas de grandes cambios en la vida de una persona. Además de presentarles la Palabra de Dios, el grupo también los ayuda a descubrir nuevos talentos y a desarrollar sus habilidades.
El grupo Fuerza Joven Universal (FJU), a su vez, es un espacio de encuentro, recuperación y aprendizaje, que no solo les transmite el Evangelio a las personas, sino que lo hace usando un lenguaje conocido por todos los jóvenes de 14 años o más.