“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de Mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Hechos 1: 4-5
Dice la Biblia que el Señor Jesús fue bautizado y llevado al desierto por el Espíritu Santo. Si el Señor Jesús, Hijo del Altísimo, necesitó al Espíritu Santo, ¡imagínese nosotros! No hay milagro más grande que pueda suceder en la vida de una persona que el bautismo con el Espíritu Santo. Cuando usted recibe a Espíritu Santo, tiene el Poder de Dios adentro de usted y, si lo cuida y vive en comunión con Él, permanece siempre en la fe.
“… mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo…”
¿Qué es el Espíritu Santo? Es Dios habitando en su interior, en sus pensamientos, en su ser, en sus palabras, en sus actitudes, en todas las áreas de su vida. Es el mayor milagro.
Una vez que usted Lo tiene, Él le da fuerzas, vida, entendimiento, paz, alegría, fe. Antes de querer un milagro usted debe querer tener al Espíritu Santo, pero tiene que derramar en el Altar todo lo que usted es y lo que quiere ser. Es sacrificio, es vaciarse de sí mismo, es quedar vacío para que el Espíritu Santo venga y lo llene.
Usted ve a personas que están en la iglesia desde hace años y cuentan sus historias, las luchas que pasaron y soportaron por tener el Espíritu Santo. El diablo usa a personas para perseguirlas, para provocarlas, y ellas aguantan todo.
“… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la Tierra”. Hechos 1:8
La persona que tiene el Espíritu Santo puede estar pasando por tribulaciones, pero puede ayudar a otro. Aunque esté pasando por luchas el Poder de Dios está adentro de su ser. Usted no testimonia a Jesús solo cuando sube al Altar y dice que fue curada, sino recibiendo el Espíritu Santo y pasando a ser un representante de Dios en la Tierra.
Quien va al desierto, con el Espíritu Santo florece. Quien sufre una injusticia, con el Espíritu Santo vence.
¿Quiere recibir el Espíritu Santo? ¡Vacíese se sí mismo!
Piense en eso.
Dios le bendiga.