El miércoles 3 de noviembre, el obispo Edir Macedo dirigió la Escuela de la Fe Inteligente, en la Catedral de João Dias, en San Pablo, con transmisión en vivo. Durante la reunión, el obispo habló sobre la raíz del sufrimiento humano y la Salvación del alma de quienes creen en Dios y Le entregan su vida a Él. Fue una ocasión especial para los que deseaban tener un encuentro con Dios o un avivamiento con el Espíritu Santo.
En el inicio, el obispo comentó que Dios es Espíritu y puede manifestarse en la vida de una persona. Cuando alguien clama por la misericordia del Señor, aunque la merezca o no, ¡eso no tiene importancia! Si esa persona manifiesta una fe sincera, inteligente, y no emotiva, Dios va a su encuentro inmediatamente.
“Dios no ve lo que usted hizo o dejó de hacer. Sin embargo, lo que hace la diferencia entre personas y personas es justamente la fe. Y la fe significa “creencia”, que usted crea que lo que Él prometió lo cumplirá (…) Él depende de nuestra fe para que pueda venir a nuestro encuentro. Por eso, está la oración, que es hablar con Dios (…) Sus oídos están atentos a, literalmente, todos los que Lo invocan con sinceridad, no con hipocresía o fingimiento”, enfatizó.
Y destacó: “Jesús es Espíritu y está en búsqueda de quienes Lo invocan en espíritu, es decir, con el intelecto, no con la emoción o con el corazón, sino con la mente, con la inteligencia. Dios nos dio la inteligencia para que pensemos, razonemos. De esta manera, sabremos tomar mejores decisiones”.
La raíz del sufrimiento humano
Seguidamente, el obispo resaltó que todos los seres humanos sufren. No obstante, están los que tienen el poder de Dios dentro de sí, que es el Espíritu Santo, para soportar las dificultades de la vida, vencerlas y seguir en la caminata de la fe. Con todo, la mayoría sufre y no sabe el motivo por el cual está sufriendo.
Por lo tanto, él explicó de dónde proviene el dolor y en dónde comienza el sufrimiento:
“¿Quién está sufriendo? ¿Es su cuerpo, su espíritu o su alma? Ante cualquier dolor, frustración, problema, situación adversa en nuestra vida, la que sufre es nuestra alma. Mi alma (…) determina lo que haré de mi vida, decide todo, porque vive sujeta a las informaciones de los cinco sentidos que tenemos (…) Y el alma es el centro de nuestros dolores, de nuestros sufrimientos. Por ejemplo, una persona depresiva, normalmente, tiene insomnio. El insomnio sucede porque esa alma no logra dormir, no logra descansar. Consecuentemente, ella tiene dolores de cabeza constantes. La cabeza es la que le duele, pero es el alma la que sufre el dolor.”
Hacia dónde va su alma
Al citar el pasaje en la Biblia de Mateo 16:26: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”, el obispo remarcó que el alma no muere, es eterna, siempre está viva. Y la riqueza más grande que se puede tener en la vida es cuando el alma se entrega a Jesús.
“El cuerpo vuelve al polvo. El espíritu –que es la inteligencia humana– Dios lo presta. Y, cuando el alma sale del cuerpo, la inteligencia del hombre, es decir, su espíritu, vuelve a Dios. Él es el propio saber, la Fuente de la sabiduría (…) Su alma es preciosísima para Dios; tan preciosa, tan rica, tan grandiosa que Dios, para conquistar esa alma, vino al mundo, dio Su vida y pagó el precio por la Salvación de su alma. Entonces usted se pregunta: ‘¿Por qué sufro tanto?’. Porque no Le entregó su alma a Él. Y, sin Su protección, usted está solo.”
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