“Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.” Mateo 5:25
En este versículo, nuestro Señor ordena la reconciliación PRONTO, mientras que la persona está cerca (“mientras vas con él”). La entrega al “juez, alguacil y prisión” muestra la gravedad del acto de guardar rencor.
Pero ¿por qué tantos, incluso conscientes de que la falta de perdón es algo extremadamente nocivo tanto para el cuerpo como para el alma, insisten en el error?
Quien no perdona es “amante de sí mismo”, porque no quiere renunciar a sus razones. Esta persona considera más los motivos para odiar y disfrutar de la herida del resentimiento que todos los motivos para perdonar.
En el fondo, quien conoce la Palabra de Dios y le guarda rencor a alguien, coloca sus derechos y opiniones por encima de ella.
Por eso, el Señor Jesús dijo que Su perdón está condicionado al perdón que les ofrecemos a los demás. Esa es manera para que el hombre salga de la terquedad y deje de lisonjear a sus justificaciones para el odio.