Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Josué 6
1 Pero Jericó estaba muy bien cerrada a causa de los hijos de Israel; nadie salía ni entraba.
2 Y el Señor dijo a Josué: Mira, he entregado en tu mano a Jericó y a su rey con sus valientes guerreros.
3 Marcharéis alrededor de la ciudad todos los hombres de guerra rodeando la ciudad una vez. Así lo harás por seis días.
4 Y siete sacerdotes llevarán siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca; y al séptimo día marcharéis alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes tocarán las trompetas.
5 Y sucederá que cuando toquen un sonido prolongado con el cuerno de carnero, y cuando oigáis el sonido de la trompeta, todo el pueblo gritará a gran voz, y la muralla de la ciudad se vendrá abajo; entonces el pueblo subirá, cada hombre derecho hacia adelante.
6 Y Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes, y les dijo: Tomad el arca del pacto, y que siete sacerdotes lleven siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca del Señor.
7 Entonces dijo al pueblo: Pasad, y marchad alrededor de la ciudad, y que los hombres armados vayan delante del arca del Señor.
8 Y sucedió que después que Josué había hablado al pueblo, los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas de cuerno de carnero delante del Señor, se adelantaron y tocaron las trompetas; y el arca del pacto del Señor los seguía.
9 Los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas, y la retaguardia iba detrás del arca, mientras ellos continuaban tocando las trompetas.
10 Pero Josué dio órdenes al pueblo, diciendo: No gritaréis ni dejaréis oír vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: “¡Gritad!” Entonces gritaréis.
11 Así hizo que el arca del Señor fuera alrededor de la ciudad, rodeándola una vez; entonces volvieron al campamento, y pasaron la noche en el campamento.
12 Y Josué se levantó muy de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca del Señor.
13 Y los siete sacerdotes llevando las siete trompetas de cuerno de carnero iban delante del arca del Señor, andando continuamente y tocando las trompetas; y los hombres armados iban delante de ellos y la retaguardia iba detrás del arca del Señor mientras ellos seguían tocando las trompetas.
14 Así marcharon una vez alrededor de la ciudad el segundo día y volvieron al campamento; así lo hicieron por seis días.
15 Al séptimo día se levantaron temprano, al despuntar el día, y marcharon alrededor de la ciudad de la misma manera siete veces. Sólo aquel día marcharon siete veces alrededor de la ciudad.
16 Y sucedió que, a la séptima vez, cuando los sacerdotes tocaron las trompetas, Josué dijo al pueblo: ¡Gritad! Pues el Señor os ha dado la ciudad.
17 Y la ciudad será dedicada al anatema, ella y todo lo que hay en ella pertenece al Señor; sólo Rahab la ramera y todos los que están en su casa vivirán, porque ella escondió a los mensajeros que enviamos.
18 Pero en cuanto a vosotros, guardaos ciertamente de las cosas dedicadas al anatema, no sea que las codiciéis y tomando de las cosas del anatema, hagáis maldito el campamento de Israel y traigáis desgracia sobre él.
19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, están consagrados al Señor; entrarán en el tesoro del Señor.
20 Entonces el pueblo gritó y los sacerdotes tocaron las trompetas; y sucedió que cuando el pueblo oyó el sonido de la trompeta, el pueblo gritó a gran voz y la muralla se vino abajo, y el pueblo subió a la ciudad, cada hombre derecho hacia adelante, y tomaron la ciudad.
21 Y destruyeron por completo[i], a filo de espada, todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, bueyes, ovejas y asnos.
22 Pero Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en la casa de la ramera, y sacad de allí a la mujer y todo lo que posea, tal como se lo jurasteis.
23 Entraron, pues, los jóvenes espías y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que poseía; también sacaron a todos sus parientes, y los colocaron fuera del campamento de Israel.
24 Y prendieron fuego a la ciudad y a todo lo que en ella había. Sólo pusieron en el tesoro de la casa del Señor, la plata, el oro y los utensilios de bronce y de hierro.
25 Pero Josué dejó vivir a Rahab la ramera, a la casa de su padre y todo lo que ella tenía; y ella ha habitado en medio de Israel hasta hoy, porque escondió a los mensajeros a quienes Josué había enviado a reconocer a Jericó.
26 Entonces Josué les hizo un juramento en aquel tiempo, diciendo: Maldito sea delante del Señor el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó; con la pérdida de su primogénito echará su cimiento, y con la pérdida de su hijo menor colocará sus puertas.
27 Y el Señor estaba con Josué, y su fama se extendió por toda la tierra.
Salmos 135
1 ¡Aleluya! Alabad el nombre del Señor; Alabadle, siervos del Señor,
2 los que estáis en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 ¡Aleluya!, porque el Señor es bueno; cantad alabanzas a su nombre, porque es agradable.
4 Porque el Señor ha escogido a Jacob para sí, a Israel para posesión suya.
5 Porque yo sé que el Señor es grande, y que nuestro Señor está sobre todos los dioses.
6 Todo cuanto el Señor quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
7 El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra, hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos.
8 Hirió a los primogénitos de Egipto, tanto de hombre como de animal.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, sobre Faraón y todos sus siervos.
10 Hirió a muchas naciones y mató a reyes poderosos;
11 a Sehón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán;
12 y dio sus tierras en herencia, en herencia a Israel su pueblo.
13 Tu nombre, Señor, es eterno; tu memoria, Señor, por todas las generaciones.
14 Porque el Señor juzgará a su pueblo, y tendrá compasión de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombre.
16 Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven;
17 tienen oídos, y no oyen; tampoco hay aliento en su boca.
18 Los que los hacen serán semejantes a ellos, sí, todos los que en ellos confían.
19 Oh casa de Israel, bendecid al Señor; oh casa de Aarón, bendecid al Señor;
20 oh casa de Leví, bendecid al Señor; los que teméis al Señor, bendecid al Señor.
21 Bendito desde Sion sea el Señor, quien mora en Jerusalén. ¡Aleluya!
Salmos 136
1 Dad gracias al Señor porque El es bueno, porque para siempre es su misericordia.
2 Dad gracias al Dios de dioses, porque para siempre es su misericordia.
3 Dad gracias al Señor de señores, porque para siempre es su misericordia.
4 Al único que hace grandes maravillas, porque para siempre es su misericordia.
5 Al que con sabiduría hizo los cielos, porque para siempre es su misericordia.
6 Al que extendió la tierra sobre las aguas, porque para siempre es su misericordia.
7 Al que hizo las grandes lumbreras, porque para siempre es su misericordia:
8 el sol para que reine de día, porque para siempre es su misericordia;
9 la luna y las estrellas para que reinen de noche, porque para siempre es su misericordia.
10 Al que hirió a Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia;
11 y sacó a Israel de en medio de ellos, porque para siempre es su misericordia,
12 con mano fuerte y brazo extendido, porque para siempre es su misericordia.
13 Al que dividió en dos partes el mar Rojo, porque para siempre es su misericordia,
14 e hizo pasar a Israel por en medio de él, porque para siempre es su misericordia;
15 mas a Faraón y a su ejército destruyó en el mar Rojo, porque para siempre es su misericordia.
16 Al que condujo a su pueblo por el desierto, porque para siempre es su misericordia;
17 al que hirió a grandes reyes, porque para siempre es su misericordia;
18 y mató a reyes poderosos, porque para siempre es su misericordia;
19 a Sehón, rey de los amorreos, porque para siempre es su misericordia,
20 y a Og, rey de Basán, porque para siempre es su misericordia;
21 y dio la tierra de ellos en heredad, porque para siempre es su misericordia,
22 en heredad a Israel su siervo, porque para siempre es su misericordia.
23 El que se acordó de nosotros en nuestra humillación, porque para siempre es su misericordia,
24 y nos rescató de nuestros adversarios, porque para siempre es su misericordia.
25 El que da sustento a toda carne, porque para siempre es su misericordia.
26 Dad gracias al Dios del cielo, porque para siempre es su misericordia.
Isaías 66
1 Así dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo?
2 Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el Señor. Pero a éste miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.
3 El que mata un buey es como el que mata a un hombre, el que sacrifica un cordero como el que desnuca un perro, el que presenta ofrenda de cereal como el que ofrece sangre de cerdo, el que quema incienso como el que bendice a un ídolo. Como ellos han escogido sus propios caminos, y su alma se deleita en sus abominaciones,
4 también yo escogeré sus castigos, y traeré sobre ellos lo que temen. Porque llamé, mas nadie respondió, hablé, mas no escucharon; sino que hicieron lo malo ante mis ojos, y escogieron aquello que no me complacía.
5 Oíd la palabra del Señor, vosotros que tembláis ante su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, que os excluyen por causa de mi nombre, han dicho: “Sea el Señor glorificado, para que veamos vuestra alegría.” Pero ellos serán avergonzados.
6 Voz de estruendo viene de la ciudad, una voz sale del templo: la voz del Señor que da el pago a sus enemigos.
7 Antes que estuviera de parto, ella dio a luz; antes que le vinieran los dolores, dio a luz un niño.
8 ¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto tales cosas? ¿Es dado a luz un país en un solo día? ¿Nace una nación toda de una vez? Pues Sion apenas estuvo de parto, dio a luz a sus hijos.
9 Yo que hago que se abra la matriz, ¿no haré nacer? —dice el Señor. Yo que hago nacer, ¿cerraré la matriz? —dice tu Dios.
10 Alegraos con Jerusalén y regocijaos por ella, todos los que la amáis; rebosad de júbilo con ella, todos los que por ella hacéis duelo,
11 para que maméis y os saciéis del pecho de sus consolaciones, para que chupéis y os deleitéis de su seno abundante.
12 Porque así dice el Señor: He aquí, yo extiendo hacia ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente desbordado; y mamaréis, seréis llevados sobre la cadera y acariciados sobre las rodillas.
13 Como uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo; en Jerusalén seréis consolados.
14 Cuando lo veáis, se llenará de gozo vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como hierba tierna; la mano del Señor se dará a conocer a sus siervos, y su indignación a sus enemigos.
15 Porque he aquí, el Señor vendrá en fuego y sus carros como torbellino, para descargar con furor su ira y su reprensión con llamas de fuego.
16 Porque el Señor juzgará con fuego y con su espada a toda carne, y serán muchos los muertos del Señor.
17 Los que se santifican y se purifican para ir a los huertos, tras uno que está en el centro, que comen carne de cerdo, cosas detestables y ratones, a una perecerán —declara el Señor.
18 Mas yo conozco sus obras y sus pensamientos. Llegará el tiempo de juntar a todas las naciones y lenguas, y vendrán y verán mi gloria.
19 Y pondré señal entre ellos y enviaré a sus sobrevivientes a las naciones: a Tarsis, a Fut, a Lud, a Mesec, a Ros, a Tubal y a Javán, a las costas remotas que no han oído de mi fama ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria entre las naciones.
20 Entonces traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones como ofrenda al Señor, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte, Jerusalén —dice el Señor— tal como los hijos de Israel traen su ofrenda de grano en vasijas limpias a la casa del Señor.
21 Y también tomaré algunos de ellos para sacerdotes y para levitas —dice el Señor.
22 Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mí —declara el Señor—, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.
23 Y sucederá que de luna nueva en luna nueva y de día de reposo en día de reposo, todo mortal vendrá a postrarse delante de mí —dice el Señor.
24 Y cuando salgan, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano no morirá, ni su fuego se apagará, y serán el horror de toda la humanidad.
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