Actualmente, las redes sociales están intensamente impregnadas en lo cotidiano, el hombre es bombardeado todo el tiempo por informaciones que intentan ocupar su mente, las cuales, muchas veces, moldean sus acciones y reacciones. Ya era así antes de Internet, pero ahora la problemática ganó una proporción inimaginable, dándoles lugar a jugadores de futbol, cantantes, comediantes, actores, youtubers e incluso personas que ni existen, como los superhéroes de las películas y programas para emocionar.
No tiene nada de malo que le gusten las buenas referencias, pero ni siempre los ejemplos que seguimos son buenos, porque, en algunos casos, esa admiración se vuelve idolatría. Por otro lado, los influencers, los entrenadores sin ninguna formación y los gurús llenos de «sabiduría» sacada de literatura que no conocen buscan inspirar a los demás para que se reflejen y tomen decisiones basadas en lo que ellos dicen, en lo que les agrada y en lo que hacen. Algunos llegan a comprar lo que les indican, se visten como ellos (que muchas veces reciben prendas de ropas y accesorios para promocionar, sin siquiera haber elegido nada), se hacen los mismos tatuajes y las mismas cirugías, piensan y hablan de la misma manera, creen en todo lo que dicen y quieren vivir una vida igual a la de ellos.
¿Héroes o villanos?
Antiguamente, el héroe de los hombres era su padre. Claro que él tiene un papel importante en la formación de ellos, sin embargo, la tendencia también es que el hijo imite lo que no es bueno, al fin y al cabo, todos los seres humanos tienen errores.
No obstante, en la actualidad, no solo existen, sino que los errores de esos «héroes» han sido exaltados por sus fans. Si una «celebridad» hace apología del alcohol, por ejemplo, su fan entrará por la puerta del vicio; si el atleta le es infiel a su mujer, su seguidor considerará la infidelidad como algo normal; si el artista de la televisión tiene fama de mujeriego, su admirador irá hacia la promiscuidad y la prostitución.
Si en Internet, en la televisión, en los teatros, en los cines y en todo lo que más bombardea la mente está lleno de influyentes directos o indirectos, en la Biblia hay una fuente mucho más antigua de verdaderos ejemplos a seguir para hombres de cualquier edad.
Ella muestra la diferencia entre los hombres que se sometieron a Dios y los que dejaron que el poder se le suba a la cabeza y fracasaron.
Las Sagradas Escrituras también muestran que, en cada ocasión que el hombre puso su propia voluntad por encima de la de Dios, fracasó. Cuando David dejó que su testosterona, el poder y la lascivia hablen más alto, la situación terminó en asesinato, en infidelidad conyugal y en la rebeldía de sus hijos. Sin embargo, cuando fue un verdadero hombre y reconoció sus errores ante el Altísimo, se volvió un hombre según el corazón de Dios. Es decir, el respeto, la humildad y la justicia son la receta certera para alcanzar el éxito en todas las áreas de la vida y para ser un hombre.
Además de David, hay otros ejemplos, como: Abraham, Jacob y José, hasta llegar al único que realmente fue el modelo perfecto de lo que significa ser un hombre como a Dios Le agrada: el Señor Jesús, el verdadero héroe, que Se sacrificó en la vida real (no en una película) para salvar a la humanidad. En Él está todo el poder y toda la gloria, pero, aun así, enseñó a las generaciones sobre humildad, integridad y justicia.
«Cristiano» significa «pequeño Cristo». Su seguidor es el que sigue al verdadero héroe y se deja influenciar por Su Palabra. De esta manera, no hay forma de equivocarse.
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