Nidia Mendoza “Antes de participar los días domingos, yo era una persona muy vacía, salía de noche, creía que saliendo y tomando bebidas alcohólicas iba a estar mejor, pero fue peor. En esas salidas conocí gente de la noche, me ofrecieron entrar al mundo de las drogas. Entré, yo no me drogaba, pero la vendía. Por esa razón terminé en la cárcel, estuve dos años y 8 meses privada de mi libertad. Adentro me sentía muy triste, porque dejé a mis hijos solos con mi familia. Era un mundo totalmente distinto, me deprimí, llegué a pensar en escaparme, en tomar algo para quitarme la vida, pero gracias a Dios no llegué.
Conocí la Universal, empecé a participar dentro de la cárcel. Tomé las cosas de Dios en serio. Las cosas de Dios me llenaban, ya no me sentía vacía. Salí de la cárcel y seguí yendo a la Universal. Ahora mi vida es otra, me siento bien, empecé a conocer a Dios, tuve un encuentro con Él. Los domingos son algo en lo que no puedo fallar, porque me siento llena del espíritu Santo, me voy renovada, es el día del encuentro con Dios”.
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