El 19 de marzo de este año, en Paraíba, Brasil, un adolescente de 13 años asesinó a tiros a su madre y a su hermano menor, e hirió a su padre. Esta podía ser la sinopsis de una serie policial o una película de suspenso sobre psicópatas, psicóticos o crímenes derivados del consumo de drogas, pero, lamentablemente, no solo fue real, sino que, además, el motivo impactó tanto como la violencia. El adolescente se indignó porque le prohibieron usar provisoriamente el celular para jugar y hablar con amigos, por no tener un buen rendimiento en los estudios, entre otras cosas.
El menor de edad se apoderó del arma de su padre, un militar retirado, que salió de su casa rumbo a la farmacia. Al regresar, presenció el crimen y también fue herido. El jefe de familia dijo que, además de las malas notas, verificó que el celular de su hijo contenía juegos violentos y las malas amistades lo influenciaban negativamente, ya que lo inducían a no respetar a sus padres y a las autoridades.
Esto saca a la luz algunas cuestiones: ¿Hasta qué punto las pantallas electrónicas pueden realmente influenciar a una persona? ¿Cuál es la actitud correcta para prevenir o disminuir los daños que producen depender de los dispositivos?
La verdadera adicción
Cualquier tipo de vicio perjudica tanto al adicto como a las personas que están a su alrededor, como la ciencia ya lo comprobó. No es diferente con la adicción a las pantallas. Su uso impacta en el comportamiento y el estilo, desde la infancia hasta la adultez.
Según un amplio estudio de la SBP (Sociedad Brasileña de Pediatría), el uso de celulares, tablets y televisores puede ser beneficioso cuando hay un control, cuando no lo hay, se convierte en uno de los problemas, porque muchos padres y responsables usan los aparatos electrónicos para «entretener» a los niños y adolescentes. Los mismos adultos se pueden dejar «hipnotizar» por las pantallas, diciendo que están «sumamente ocupados» con ellas y otros temas.
A pesar de su practicidad, como todos lo vivimos durante la pandemia, con las clases online, la SBP deja en claro que el exceso de pantallas hace mal física y psicológicamente a la salud, incluso cambiando la configuración del cerebro del niño e influenciando su percepción de la realidad. La institución menciona los peligros del uso inadecuado de la tecnología para los niños y cómo evitarlos.
Consejos para los padres y responsables
Controle el tiempo: Los niños con menos de dos años no deben tener ningún contacto con las pantallas, ni siquiera de forma pasiva. Establezca un límite de tiempo para el uso de pantallas (como mucho, una hora por día para los niños de dos a cinco años, y de dos a tres horas para niños con más de cinco años, siempre con supervisión). Prohíba a los adolescentes de 11 a 12 años a que jueguen durante toda la noche a los videojuegos online u offline. Es necesario ponerse firme en esta regla y no titubear cuando insistan, porque solo así entenderán mejor el pasaje de tiempo y los límites serán más claros.
Establezca reglas: Por ejemplo, no use los aparatos durante las comidas, durante las clases, durante la tarea, en lugares como teatros, cines, y apague los dispositivos entre una y dos horas antes de dormir.
Incentívelos a practicar actividades reales: Estimúlelos a practicar actividades que no dependan de la tecnología, como la lectura, la pintura, el diseño, la música (escuchar, cantar y tocar), los juegos no electrónicos, los juegos grupales, los deportes, la interacción con los animales domésticos y el contacto con la naturaleza.
Nunca deje a los pequeños solos: Trate de evitar que los niños vean televisión, usen computadoras o celulares en sus propias habitaciones, principalmente sin que sus responsables estén presentes. Nunca permita que lleven los aparatos a los baños, porque esto hace que se vuelvan blanco de pedófilos y que pierdan la noción de la privacidad. Use contraseñas y filtros adecuados para toda la familia.
Aumente la seguridad: Haga averiguaciones aleatorias de los mensajes de texto y otros contenidos del teléfono, como fotos, videos y audios (producidos por el usuario o enviados de otros), así como las páginas y aplicaciones a las que ingresó. Los encuentros con desconocidos, ya sea online u offline, se deben evitar.
Converse: Hable abiertamente con el niño o el adolescente sobre los riesgos del uso del teléfono celular para la salud física y mental, como también de los peligros externos, como contenidos inadecuados.
Dé el ejemplo: Siempre que le sea posible, aléjese de las pantallas, principalmente al manejar, o al estar en eventos familiares y públicos.