Muchos cristianos solo saben usar la fe para conquistar las bendiciones de Dios, como la cura, la prosperidad, el matrimonio, entre otras. Sin embargo, también existe la fe para perder, y esto fue lo que el obispo Macedo destacó en la enseñanza de fe que dio este sábado junto a su esposa Ester Bezerra.
¿Qué dice la Palabra de Dios sobre este tema?:
«Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.» 2 Corintios 12:7-9
Orientaciones dadas por ellos:
«A causa de nuestra fe, nosotros tenemos muchas pérdidas obligatorias. Por eso, el apóstol Pablo nos enseñó esa fe para perder (lea el versículo mencionado anteriormente)», destacó el obispo.
«Ese aguijón en la carne es necesario para que no nos enorgullezcamos ni nos sintamos superiores. Así como sucedió con Pablo, para que no se olvidara de que era solo un hombre, aun recibiendo revelaciones tan gloriosas de parte de Dios», observó.
También alertó que «es necesario entender que Dios nos dio fe para conquistar, pero también para superar las pérdidas».
Por otro lado, Ester destacó lo siguiente: «Esto quiere decir que, por amor a nosotros, Él permite que pasemos por eso, porque no quiere que nos perdamos por el orgullo, la vanidad o la arrogancia».
¿Qué necesita entender?:
El obispo aclaró que hay personas que sufren a causa de sus propios errores y malas decisiones, y que eso no tiene nada que ver con el aguijón de la carne que mencionó el apóstol Pablo.
Por este motivo, los que nacieron de Dios y fueron bautizados con el Espíritu Santo reciben ese aguijón en la carne, «para no creerse algo», explicó.