Carla: “En mi adolescencia quedé embarazada y me echaron de mi casa. Al tiempo me separé y no me quedó nada, mi pareja se fue y me quedé sola con mis dos hijos, sin trabajo, yo no había trabajado nunca, no había terminado la secundaria y fue muy duro buscar un empleo.
Luego conocí a quien hoy es mi esposo. Los dos teníamos trabajo, pero el dinero no alcanzaba, no llegaba a fin de mes, siempre había algo en qué gastar, gastábamos mucho en tarjetas de crédito, teníamos deudas y nos llamaban de los bancos porque nos atrasábamos en los pagos.
Comencé a asistir a la Iglesia Universal y me comentaron que había una reunión los lunes llamada Congreso para el Progreso. Empecé a participar y a escuchar los consejos. Es una reunión que nos abre mucho la mente. Tenía la seguridad de que lo que emprendiéramos con la ayuda de Dios iba a funcionar. Empezamos a salir adelante con nuestro emprendimiento, surgieron eventos.
Primero, pequeños, luego cada vez más grandes y fuimos avanzando. Después dejamos de usar máquinas prestadas y compramos nuestra primera máquina, lo cual fue un logro. Hoy tenemos tres máquinas. Dios nos dio la dirección para tener nuestro propio local, hoy ya está funcionando. Hoy puedo darles trabajo a otras personas y vamos por más”.
Acérquese a la reunión del Congreso para el Progreso, una conferencia motivacional que se realiza en todas las Universal del país. Los lunes, a las 8 h, 10 h, 16 h y 20 h.
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