El mundo sufre una crisis de confianza y credibilidad. Las personas están cada vez más descreídas y desconfiadas unas de las otras, e incluso de ellas mismas. Esto se percibe diariamente y puede manifestarse tanto en la vida profesional como en los diferentes tipos de relaciones.
Es imposible confiar sin que haya verdad, porque la desconfianza proviene exactamente de la mentira y del engaño. Cuando una persona es engañada y descubre que le ocultaron información o que le contaron una historia falsa, se dice a sí misma que nunca más creerá o confiará en alguien. De esta manera, se vuelve escéptica con todo y todos.
Hay una buena y una mala noticia sobre esto. La mala noticia es que esta situación, lamentablemente, aumentará o empeorará. La Palabra de Dios dice que el fin de los tiempos estará marcado por engaños y que nunca habrá tantas mentiras descaradas y tantas personas engañando de manera natural. Ahora bien, la buena noticia es que usted puede ser diferente de todo eso. Si en el mundo la mayoría de las personas viven en el engaño, los que viven en la verdad se destacan fácilmente. Un punto de luz enseguida aparece entre quienes están en tinieblas.
Por eso, usted debe decidir, en primer lugar, ser verdadero. Por ejemplo, si se va a dormir pensando en levantarse temprano, pero, cuando suena el despertador presiona la opción de postergar la alarma, ya se mintió a sí mismo. Hay quienes mienten incluso al orar el padrenuestro, cuando dicen: «… perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores», sin embargo, aún le tienen resentimiento, rabia y odio a una persona.
Si quiere ser diferente, comience siendo verdadero consigo mismo y con Dios. Si usted se abrocha el primer botón de su vida –el botón de la verdad–, los demás botones estarán en el lugar que corresponde. No obstante, si se equivoca en el primer botón, prepárese para quedar como un payaso al terminar de abrocharla.