Camila: “Antes de llegar al Tratamiento de la cura de los vicios, consumía cigarrillos, alcohol, marihuana y cocaína. Mis padres se separaron cuando era chica y empecé a tener problemas emocionales y depresión. Entonces empecé a beber alcohol, se lo sacaba a mi mamá o a mi abuela. También fumaba. Me volví muy rebelde. Quería llenar el vacío que tenía a raíz de haber visto tanta violencia en mi casa. Empecé a tener malas compañías y me hundí en las drogas.
Mas tarde, me hicieron un estudio de HIV y me dio positivo. Eso trajo aparejada la discriminación. La única que estaba a mi lado era mi mamá.
Me encerraron en un centro de rehabilitación y eso fue insostenible para mí debido a la abstinencia. Me lastimaba, me tiraba del pelo, estaba desesperada y tuve intentos de suicidio. Le dije a mi mamá que no quería seguir con ese tratamiento porque me llevaba a querer drogarme más.
Un día, recibí una invitación para asistir a la Iglesia Universal. Empecé a ir a las reuniones y, de pronto, me di cuenta de que ya no tenía ganas de drogarme. Sentía asco del olor a cigarrillo, ya no temblaba si no tomaba cocaína y podía dormir bien. Fue inconsciente porque en ningún momento tuve síntomas de abstinencia.
Volví a hacerme los estudios de HIV y me dieron negativo. La médica me dijo que debía haber un error. Volvió a hacermelos y volvieron a dar negativo. Fue un milagro. Ella no lo podía creer. Usando mi fe, me liberé de las drogas, de la depresión y me sané de HIV. No tuve que pagar nada y no tuve que dar nada a cambio”.
Participe del Tratamiento para la Cura Definitiva de Todos los Vicios, a las 15 h, en la Universal más cercana de usted.