¿Cómo explicar el dolor de una traición, de un abuso o de un rechazo? La sensación de impotencia ante un pasado que no se puede cambiar, sumada a los sentimientos de decepción, tristeza y enojo, generan rencor. Este puede afectar el presente y el futuro.
Un estudio presentado en el 40º Congreso de la Sociedad de Cardiología del Estado de San Pablo (SOCESP), sugirió una relación entre la dificultad de perdonar y los casos de infarto agudo del miocardio. Según la investigación, el problema ocurre con más frecuencia entre aquellos que no se mostraron dispuestos a perdonar.
Si en la salud física los efectos del perdón pueden significar mejor calidad de vida, en la salud mental son aún más evidentes, ya que el rencor sujeta a una persona al pasado. Quien nutre un sentimiento negativo pierde la paz y su vida deja de avanzar. Es como si caminara en círculos, siempre en torno de aquel que un día le hizo mal. La persona, muchas veces, conoce los perjuicios del acto de guardar ese sentimiento. Pero no logra abandonarlo, pues cree que el perdón va a beneficiar a la persona que la hirió. Sin embargo, es exactamente lo contrario: el mayor beneficiario es quien perdona.
¿POR QUÉ PERDONAR?
En un mensaje en las redes sociales, el obispo Edir Macedo alertó: “Mientras que no perdone, no será perdonado por Dios, y tampoco serán respondidas sus necesidades. ¿Cuántas personas viven en función de algo que alguien les hizo y están con la vida estancada y viviendo problemas que no tienen solución?”.
Más allá de eso, el perdón está conectado a la Salvación del Alma. “Para que nosotros podamos ser considerados por el Altísimo, alcancemos Su compasión y recibamos el Espíritu Santo, tenemos que perdonar”, explicó el obispo. En Mateo 6:14-15 está descrito que el perdón es la condición para que el ser humano reciba Su misericordia: “Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones”.
A FIN DE CUENTAS, ¿CÓMO PERDONAR?
El primer paso es reconocer que guarda rencor. A veces, el tiempo lo esconde, pero siempre que piensa en el tema, el corazón lo reaviva.
El segundo paso es decidir perdonar. Mientras que el rencor actúa en el corazón, el perdón está relacionado con la mente. Por eso, depende de una decisión.
Puede que surjan innumerables razones para no perdonar. Después de todo, a los ojos humanos, aquel que causó el perjuicio “no merece” el perdón, pero el único perjudicado es aquel que alimenta ese sentimiento tan dañino. Entonces, ¿por qué no perdonar? ¿No existe orgullo aliado a ese sentimiento maligno?
No vale la pena poner la Eternidad en riesgo a causa de la actitud de otras personas.
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