Olga: “Mi vida estaba llena de sufrimientos. Desde muy chica tenía problemas espirituales y de salud. Eso me provocaba mucho miedo en mi infancia. Esos problemas llevaron a mi mamá a buscar una solución en los curanderos y allí seguí padeciendo, porque sufrí un abuso sexual. Eso me afecto de manera muy negativa.
Cuando llegué a mi juventud y tuve la oportunidad, salí del país creyendo que las cosas iban a ser diferentes. Entonces, conocí a quien hoy es mi esposo y empezamos a vivir una vida muy sufrida. Llegaron las peleas, los celos, la infidelidad, la tristeza y los vicios. Fueron cinco años de sufrimiento.
Un día recibí un periódico de la Iglesia Universal y, gracias a eso, llegué a la iglesia un domingo. Sentí mucha paz y tranquilidad. Con el tiempo, empecé a cambiar y a sentirme muy bien. Salí de la depresión, de la angustia y de la tristeza. Mi matrimonio se restauró, fui avanzando en lo económico, emprendí con mi familia, mis hijos que estaban muy enfermos se sanaron y mi vida empezó a cambiar. Hoy tengo paz, alegría, fuerzas, tengo ganas de vivir y de compartir con mi familia. Mi esposo se liberó de los vicios y mi matrimonio fue restaurado. Hoy en nuestra casa hay una paz verdadera”.