“Desde la antigüedad no habían escuchado ni dado oídos, ni el ojo había visto a un Dios fuera de Ti que obrara a favor del que esperaba en Él”. Isaías 64:4
“Sino que he calmado y acallado mi alma; como niño destetado en el regazo de su madre, como niño destetado reposa en mí mi alma”. Salmos 131:2