Jesús recorrió toda Galilea enseñándole al pueblo con respecto al amor y al perdón de Dios. Él curó, liberó y predicó en las calles y en los más diversos lugares. Cada mensaje dejado trajo lecciones maravillosas para toda la humanidad. Entre ellas, está una de las más conocidas de la Biblia: la Parábola del Hijo Pródigo.
La historia fue contada por el Hijo de Dios al este del Río Jordán. En la ocasión, Él les explicó a los discípulos acerca de las ovejas y las dracmas, para exaltar la importancia del arrepentimiento. Cristo comenzó la historia contando que un padre había sufrido una gran decepción de su hijo más joven.
“… y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.” (Lucas 15:12-13).
Mientras el muchacho más joven tomó la herencia y se fue de casa, el mayor decidió quedarse con la familia. El benjamín de la familia quería libertad y, por codicia, gastó todo lo que tenía con prostitutas, bebidas alcohólicas y fiestas. Él no imaginaba que aquella libertad se convertiría en una prisión.
Sin una moneda y sin “amigos”, él se vio solo, sin reputación ni moral. Como si no fuera suficiente, pasó hambre y llegó al punto de querer comer la comida de los cerdos. “Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.” (Lucas 15:15-16).
Arrepentimiento
Jesús narró lo que el joven se dijo a sí mismo: “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.” (Lucas 15:17-19)
Y así lo hizo. Regresó al hogar para conversar con su padre y pedirle otra oportunidad. ¿Él le habrá dado otra oportunidad al hijo que le había dado la espalda o reaccionó furioso?
El retorno
El padre recibió a su hijo de vuelta con amor y mandó a preparar una fiesta, un banquete para celebrar el regreso del hijo menor.
“Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta…” (Lucas 15:22-23)
Indignado, el hijo mayor no comprendió la actitud de su padre, ya que él siempre había estado al lado de la familia y nunca había recibido tan gran reconocimiento.
El Señor Jesús describió el momento en el que el muchacho vio su hermano con su padre y el banquete. “Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. (Lucas 15:29-32)
Jesús concluye la historia retratando la respuesta del padre al hijo mayor. “Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.” (Lucas 15:31-32).
Lo que Jesús quiere enseñar
Según el diccionario, la palabra “parábola” significa “narración de un suceso fingido de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral, o, comparación desarrollada en una historia corta, cuyos elementos son eventos o hechos de la vida cotidiana y en la cual se ilustra una verdad moral y espiritual”. “Pródigo”, a su vez, significa, “dicho de una persona: Que desperdicia y consume su hacienda en gastos inútiles, sin medida ni razón”.
Entonces, así como el hijo pródigo, Jesús quería mostrar que hay muchas personas que tienen, o pueden tener, todo lo que quisieren si anduvieren y obedecieren los caminos de Dios, pero prefieren darle la espalda y hacer las cosas a su propia manera, ignorando al Creador.
Son personas que no quieren privarse de los placeres del mundo y, dejando la fe de lado, terminan perjudicándose. Y usted, ¿no ha actuado así en su día a día? ¿Tomando las decisiones pautadas en sus propias voluntades?
Perdón
Otra lección muy importante es el perdón. El padre citado en la parábola puede representar al propio Dios, porque, así como Él, tuvo compasión por el pecador verdaderamente arrepentido y decidido a cambiar.
El Señor Jesús fue y es duramente criticado por perdonar a aquellos que se equivocaron un día y se arrepintieron. ¿Cómo darle una nueva oportunidad a alguien que un día robó, se prostituyó o mintió? Es la pregunta de muchos escribas y fariseos de los tiempos actuales.
La respuesta es sencilla: porque el Dios Padre no está preocupado por los bienes, sino por el crecimiento espiritual de cada uno. Entonces, así como Él recibió a su hijo más joven con una gran fiesta, después de que lo vio arrepentido, Él recibe a cualquier persona que es humilde y desea un cambio de vida.
Si usted se encuentra alejado de la presencia de Dios, así como el hijo pródigo lo estuvo un día, sepa que Él nunca desistió de usted y lo espera de brazos abiertos. No deje para mañana la actitud de regresar, porque puede ser demasiado tarde. Él lo ama como siempre lo amó, independientemente de los errores que usted ya cometió. Si usted ha llorado, incluso en silencio y sin que las personas lo sepan, si usted está cautivo debido a un problema, no deje de participar, este día especial. Vea la dirección de la Universal más cerca de su casa aquí.
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