“Yo mismo dije:
‘¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo,
y darte una tierra codiciable,
la heredad más hermosa de las naciones!’
Yo creía que Me llamarías ‘Padre mío’,
y que nunca dejarías de seguirme”. Jeremías 3:19
Solo hay un lugar para que esto suceda en todo el universo, ¡el Altar! Este es el vientre espiritual de Dios.
Cuando uno sube al Altar y hace el perfecto sacrificio, entrega toda su vida, todo su ser, entra dentro del sobre simbólicamente, no deja reserva, queda en la total dependencia del Altísimo, entonces Él le hace un hijo Suyo y, a partir de entonces, uno Lo puede llamar “Padre mío”.
Esta es la propuesta de esta Hoguera Santa, Dios desea que seamos Sus hijos.
Si usted quiere que su familia, su marido, sus hijos, no solo sean bendecidos, sino que ellos nazcan de Dios y sean Sus hijos, pídalo. Y si ya lo son, pida por una necesidad que tengan. Cuando usted tome el papel debe estar seguro de que Dios puede hacer lo que usted necesita.
Muchas madres dijeron un día: “Quiero que mi hijo sea Tu hijo”, y hoy ellos están sirviendo a Dios.