Estimado obispo Macedo,
Me gustaría compartirle el caso de Zanele, una joven de 22 años que vive en Sudáfrica. Ella se fue de la ciudad de Durban y vino a Johannesburgo, con la esperanza de una vida mejor. Zanele vino con sus amigas para conseguir trabajo y estudiar, se fue a vivir a la casa de una de ellas, pero enseguida fue expulsada y comenzó a vivir en las calles, donde perdió todo lo que tenía, incluyendo sus documentos.
Viviendo en las calles, comenzó a oír voces que le decían que se “atara”. Y así comenzó a atarse con telas, ropa, alambres, plásticos, etc. Zanele estaba viviendo debajo de un árbol hace poco más de un año, desarrolló problemas psicológicos y ya no se higienizaba.
Con el trabajo de la evangelización de la Universal, ella fue encontrada y recibió ayuda espiritual, y también todo el soporte necesario. Le retiramos todo lo que estaba atado a su cuerpo. Después de mucho tiempo, se bañó, se le cortó el cabello, recibió ropa nueva, alimentación y, sobre todo, después del trabajo de liberación, fue libre de los espíritus malignos.
A través de la fe, Zanele recibió la oportunidad de recomenzar una nueva vida. Hoy comenzó la cadena de oración y está muy feliz.