Alejandro: “Yo llegué a la iglesia sin trabajo, con problemas de salud y en la familia. Empecé a participar de las reuniones de los lunes, a poner en práctica lo que se decía y, entonces, conseguí un empleo en un hotel internacional. A partir de allí, mi economía cambió por completo. Pude saldar mis deudas que eran de más de cien mil dólares. Además, con mi familia conquistamos un vehículo cero kilómetros y la casa propia. Por otro lado, mi hijo conquistó un negocio y comenzamos un emprendimiento con una cadena de cosméticos internacional.
De tener nada, pasamos a tener muchas cosas que no esperábamos. Ahora viajamos y disfrutamos de lo que Dios nos dio”.
Participe de las charlas del Congreso para el Progreso que se realizan los lunes en el Templo de la Fe, a las 8, 10, 12, 16 y 20 h.
También puede participar en la Universal más cercana a su domicilio.