“A mis hijos les quedaban setenta y dos horas de vida”
“Mis hijos habían nacido con veintiocho semanas, muy prematuros, con los pulmones sin desarrollar. Uno de ellos nació muerto, pero lo reanimaron. Como consecuencia, le quedaron secuelas y le operaron del ductus”, recuerda Lucas mientras sostiene a uno de sus bebés en sus brazos.
Ante esa situación, él se acercó a la iglesia en busca de un milagro: “Yo perseveraba en las reuniones de los martes, hacía lo imposible para asistir, aunque tenía tres horas de viaje. Los médicos lo habían desahuciado. Muchas veces llegaba a la reunión indignado, pero siempre salía con la certeza de que mi hijo iba a ser curado”.
Débora, su esposa, señala que el pronóstico del otro bebé tampoco era alentador: “Él estuvo ocho meses internado. Tenía un problema en el corazón, como una especie de agujero, y le corría mucha sangre hacia los pulmones. Eso no lo dejaba respirar por sí solo. Lo operaron, tuvo neumonía, COVID y estuvieron a punto de hacerle traqueotomía. Tuvo muchas complicaciones”.
Hoy la realidad es distinta y los padres, felices, testifican: “No había esperanza de vida para él, pero nosotros cada vez que lo íbamos a ver, le pasábamos el lienzo. Y así, de un día para el otro, los médicos me dijeron que comenzó a estar bien. Ni ellos podían creerlo. Están curados los dos, gracias a Dios. Sonríen y juegan. Confiamos en el Señor Jesús y Él operó. El diagnóstico era que tenían setenta y dos horas de vida, pero ellos ya tienen ocho meses”.
Si usted tiene una enfermedad, además de realizarse los tratamientos médicos correspondientes, tiene la oportunidad de participar de la Reunión de Sanidad todos los martes y determinar el milagro en su salud.
Participe a las 8 h, 10 h, 16 h o 20 h, en la Universal más cercana a su domicilio.
Si desea comunicarse con nosotros, puede hacerlo llamando al: (011) 5252-4070.
La Iglesia Universal del Reino de Dios aclara que todos los conceptos emitidos en esta página, como en el periódico y en su programación radial y televisiva, en modo alguno deben interpretarse en desmedro de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJE DE CONSULTAR A SU MÉDICO.