Dios dice algo muy fuerte sobre los ancianos, los que ya están avanzados en días. Vea lo que está escrito en Joel, capítulo 2, versículo 28:
“Y sucederá que después de esto…”. Joel 2:28
¿Esto qué? Si usted lee los versículos anteriores, verá que, cuando Dios está en medio de Su pueblo, no importa el pasado de sufrimiento, miseria y errores, tampoco la clase social, la nacionalidad o la edad.
Él habla sobre los adultos mayores que ya no tienen más sueños para sí mismos, sino que sus sueños están enfocados en su hijos, nietos o bisnietos.
“… derramaré Mi Espíritu sobre toda carne…”. Joel 2:28
Sin excepción, toda carne. El deseo de Dios es habitar en el cuerpo de todo ser humano, porque el ser humano fue creado a Su imagen y semejanza, no para ser una criatura, un incrédulo, materialista, adicto, agresivo, violento, problemático, enfermo, promiscuo y fanático, sino para ser Su hijo, un miembro de Su familia, Su templo e instrumento.
Nosotros tenemos las características de nuestros padres, los gestos y los rasgos, y Dios quiere que seamos Sus hijos, pero esto solo sucede cuando recibimos Su Espíritu.
“… y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán…”. Joel 2:28
Es verdad que todo padre tiene sueños maravillosos para sus hijos, que tengan una carrera, que sean profesionales, que se casen con la persona adecuada, que tengan éxito en todos los sentidos de la vida, y eso no tiene nada de malo, pero el mayor sueño que un padre puede tener para su hijo es que este sea un profeta. Es decir, que sea un portavoz, un instrumento de Dios, un embajador de Cristo, que les lleve a las personas el mensaje de liberación, de sanidad para el cuerpo y el alma, de la Salvación, de la reconciliación con el Creador. Que sea un siervo, no necesariamente un oficial de la Universal, como un pastor, una esposa o un obrero, sino alguien que hable de Dios y no de sí mismo.
Muchos padres quieren que sus hijos sean todo, excepto siervos de Dios, pero no hay deseo más grande que querer que los hijos sean instrumentos en las manos de Dios.
En nuestra sociedad, los jóvenes han sido instrumentos del mal. Imagínese a estos jóvenes siendo instrumentos de Dios, la sociedad argentina, el continente Sudamericano, el mundo sería completamente diferente. Los padres invierten en ellos, como en una carrera para su futuro, pero se olvidan de que lo más importante es la espiritualidad, la vida con Dios, que no tiene nada que ver con religión.
“… vuestros ancianos soñarán sueños…”. Joel 2:28
¿Qué sueños? Los sueños de Dios. Ustedes, adultos mayores, ya soñaron sus sueños, tanto para su pareja como para sus hijos, sus hermanos y su familia, sin embargo, Dios quiere darles Su Espíritu, para que sueñen los sueños de Él.
Generalmente, los ancianos dejan de soñar con relación a sí mismos y sueñan con relación a los que ahora están ocupando su lugar, y se excluyen, porque piensan que ya están viejos, que perdieron las oportunidades o tienen limitaciones físicas y sociales, pero eso no es verdad.
A los ancianos o adultos mayores, Dios les da sueños, no los sueños mientras duermen, sino los sueños que se sueñan despiertos, el de ser contados y usados por Él.
Usted debe aprender a dar vuelta la página. Lo que pasó ya fue, pase la página, mañana es otro día. No se aferre al pasado, porque se volverá amargado, triste, negativo, murmurador, malicioso y descreído, que es aún peor. Dios no acepta esto. Podemos ser descreídos de la sociedad y hasta de los familiares, pero no de Dios, Él espera que usted sueñe Sus sueños.
No piense en los sueños que no realizó, dé vuelta la página, viva el hoy, crea hoy, entréguese hoy, perdónese y perdone hoy, desarróllese, usted tiene recursos para sumar positivamente en la sociedad y en la vida de los que le rodean. Rejuvenezca en su espíritu (mente) y en su fe (obras).
Agradezca al Señor por creer en usted y hacerle soñar Sus sueños.
Obispo Júlio Freitas