El arrepentimiento es un don que Dios les concede a los que Lo buscan con sinceridad
Tal vez ya escuchaste a alguien decir: “Yo intento arrepentirme, pero, cuando menos lo espero, peco de nuevo”; o: “Yo busco al Espíritu Santo, estoy en la iglesia hace años, pero no Lo recibo”. ¿Por qué sucede eso? ¿Acaso Dios se hace el difícil?
Observá:
El arrepentimiento es un don dado por el Altísimo y Él observa las intenciones y los objetivos de las personas.
Así como un padre y una madre no le dan diez mil pesos de regalo a su hijo de ocho años, porque aún no sabrá usarlo bien, Dios no da el arrepentimiento si ve que la persona no aprovechará su oportunidad de cambio.
Aprendé:
Esaú, hermano gemelo de Jacob, es el ejemplo de quien no recibió el arrepentimiento porque no lo hubiera aprovechado.
Él despreció el derecho a la primogenitura porque era cazador, porque era el mayor, el más fuerte, el más capaz y el preferido. Tenía todas las características de un heredero. En su cabeza, era imposible que Jacob asumiera su lugar.
Esaú confió en su propia fuerza y no entendió que la bendición venía de Dios. No tomó en serio el asunto y vendió su derecho a la primogenitura por un plato de lentejas. Jacob, por otro lado, valoró la primogenitura y, aun armando toda esa trampa para engañar al padre, recibió la bendición.
Jacob se equivocó mucho, pero el Altísimo le concedió el arrepentimiento a él, no a Esaú. ¿Por qué? Porque vio que, aunque recibiera la oportunidad, no se arrepentiría.
Pensá:
¿Qué es lo que realmente estás buscando? Pensalo bien, porque la respuesta a esta pregunta también es la respuesta a otra pregunta: ¿Por qué no recibo el arrepentimiento y al Espíritu Santo?
Porque la persona dice que está buscando al Espíritu Santo, pero sus actitudes muestran que lo que realmente quiere es dinero, placer, relaciones y demás. Las personas así se engañan, porque escuchan hablar de Dios, ven testimonios, vienen a la iglesia y tratan al Creador como un escalón para alcanzar sus objetivos. No quieren a Dios, quieren las conquistas terrenas.
Hacé esto:
Cambiá tus intenciones y tus objetivos de vida, alineate a la voluntad de Dios, deseá conocerlo de verdad y buscalo de todo corazón, porque Él descenderá.
Participá de las reuniones que se realizan los miércoles y domingos para invertir en tu relación con el Padre. Acercate a una Universal.