Varias son las personas que dicen creer en Dios, pero no viven como ciudadanos de Su Reino, lo que es una condición para convertirse en hijo de Dios.
Para una mejor comprensión, veamos el caso de las personas que emigran a otro país. Es necesario que cuenten con un pasaporte para poder cruzar la frontera de forma legal y, así, poder vivir tranquilamente durante su estadía.
Lo mismo sucede en la vida espiritual. Si decís conocer las Sagradas Escrituras y ser de Dios, pero no te bautizás en las aguas, sepultando el pecado y todos los errores que cometiste, no hay manera de que vivas en paz, porque siempre algo va a estar acusando tu conciencia. En cambio, cuando decidís bautizarte, es como si estuvieras cruzando la frontera de forma legal.
Al cumplir con tus obligaciones, estás apto para luchar por tus derechos. En el campo espiritual, esto significa que podés ejercitar la fe para obtener las promesas de Dios y alcanzar una vida de calidad. Y la mayor bendición que podés conquistar es el Espíritu Santo.
“Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el Cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él”. (Hechos 10:38)
Cuando el Señor Jesús Se bautizó en las aguas, al instante los cielos se abrieron, el Espíritu Santo bajó sobre Él y se escuchó una voz que dijo:
“… Este es Mi Hijo amado en Quien Me he complacido” (Mateo 3:17).
Allí, en el río Jordán, apareció la Santísima Trinidad, en el lugar que supo ser la frontera entre el desierto y la Tierra Prometida.
Espiritualmente, lo mismo ocurre cuando te bautizás en las aguas y hay una división entre la vieja y la nueva vida. Para eso es necesario el arrepentimiento, lo que es personal e individual. Cada uno reconoce lo que no le hace bien y decide abandonarlo.
Cuando uno recibe el Espíritu Santo, obtiene poder para resistir las tentaciones, los malos pensamientos, el rencor, poder para orar y evangelizar. Frente a una sociedad incrédula e injusta, logra mantenerse fiel a Dios y a su propia conciencia.
Muchos tuvieron fe para conquistar bendiciones, pero no la tuvieron para recibir el Espíritu Santo. Por eso, siguen siendo vengativos, egoístas, violentos, prepotentes.
UNA NUEVA VIDA ES POSIBLE
No dejes pasar esta oportunidad, abrazá estas enseñanzas, convertite en ciudadano del Reino de Dios y, así, recibirás Su Espíritu.
Todos los que quieren arreglar su situación con el Señor podrán descender a las aguas bautismales en la Universal más cercana a su casa, para dejar atrás todos los pecados y las acusaciones de su propia conciencia, y tener paz de verdad.