Toda pareja enfrenta problemas o dificultades en la relación, de índole económico, familiar, diferencia de opiniones, incompatibilidad de genios, etc. Algunos más, otros menos, pero generalmente todas las parejas pasan por eso.
Muchos, sin embargo, con el pasar de los años, aprenden a evitar esos problemas, a superar las dificultades, y a adaptarse a las diferencias y así, logran vivir en armonía.
Otros, sin embargo, viven en “pie de guerra”, son incapaces de dialogar y, en cada intento, terminan discutiendo y, lo peor es que no llegan a un acuerdo.
Viven una batalla sin fin tratando de convencer al otro de que está equivocado. Si no reaccionan, si no cambian de postura dentro de la relación, estarán destinados, si no es al divorcio, a vivir una relación frustrada.
Si usted encaja en este perfil de pareja problemática y desea un cambio en su relación, comience poniendo en práctica estos 5 consejos de Renato y Cristiane Cardoso y sorpréndase con el resultado:
Reclamos repetitivos – ¿Existe algún reclamo que su pareja siempre hace y que usted ya está cansado de escuchar? Si existe, probablemente, cada vez que él toca ese tema usted se tapa los oídos e ignora lo que está diciendo. Usted siempre está a la defensiva porque ya escuchó esa historia antes y parece que no tiene ningún sentido para usted. Pero, ¿realmente lo que está diciendo no tiene sentido?
Cuando el cónyuge se queja constantemente del mismo tema es una señal de que debe considerar lo que está diciendo, por más absurdo que parezca. Escuche con atención en vez de estar de defendiéndose. Intente entender su punto de vista.
Los reclamos repetitivos muestran que existe realmente algo que le molesta a su pareja y, si no se soluciona, les traerá otros problemas en el futuro. Decida cortar el mal por la raíz. Nunca subestime una queja repetitiva.
No espere sentir ganas – Normalmente sentimos ganas de hacer lo que está mal, pero raramente lo correcto. Tenemos ganas de divertirnos cuando tenemos que trabajar; de comer lo que nos gusta cuando tenemos que hacer dieta; y de vengarnos de quien nos hizo daño cuando debemos perdonar. Pero lo contrario no sucede. Eso porque a nuestro corazón le gusta lo que es más cómodo para nosotros.
Si usted espera sentir ganas para hacer lo correcto, probablemente nunca lo hará, por eso nunca debe hacer lo correcto por su pareja solamente porque usted no tiene ganas. Dé cariño, atención, escuche a su cónyuge, perdone, releve las cosas insignificantes, sacrifique, elogie, haga eso incluso sin ganas. Ir en contra de su propia voluntad para hacer lo correcto por su pareja es la mayor prueba de amor que usted puede darle.
Sea el primero – Muchos esperan que la pareja sea la primera en hacer algo para después hacerlo. Dicen que cambiarán cuando la pareja cambie, serán cariñosos cuando la pareja lo sea, que pedirán perdón cuando el otro lo pida. Pero esa espera es la receta para la frustración y el aumento de los problemas. En vez esperar que su cónyuge haga algo, hágalo primero. Sea el primero en pedir perdón, en agradar, en sacrificar y pedir ayuda para salvar su matrimonio.
Ser el primero en esas cosas no lo hace inferior ni lo hace tonto. Al contrario, eso prueba que usted es más fuerte y lo hace recibir aquello que tanto desea de la persona amada.
Cambie su forma de ser – Muchas veces somos forzados a cambiar para agradar a otras personas o para ajustarnos a alguna situación. Cambiamos, por ejemplo, para agradar al patrón, convivir con un compañero de trabajo, mantener el empleo. Pero, ¿por qué tenemos tanta resistencia en cambiar para mantener el matrimonio, si es más importante que la vida profesional?
Las personas justifican su mal comportamiento en la relación diciendo que es “su forma de ser”. Grosería, desorganización, nerviosismo, orgullo, aislamiento, todo eso se explica bajo el pretexto de que forma parte de la personalidad.
Mientras que las personas piensen así, los problemas nunca se terminarán. Usted tiene que mirar esas características como puntos que debe trabajar y cambiar, y no como cosas con las cuales su cónyuge es obligado a convivir. No deje que su carácter destruya su matrimonio. Cambie su forma de ser.
No se haga la víctima – Muchas veces la persona culpa al cónyuge o a familiares por todos los problemas que enfrenta en el matrimonio. Piensa que, si la pareja cambia o los terceros no interfieren, no tendrá problemas. Pero no es tan así.
La mentalidad de víctima hace que usted se enfoque en los errores de los otros y lo deja ciego en relación a los suyos. Cuando usted se queja, juzga, acusa a su cónyuge o a otras personas, se convierte en una persona difícil para convivir y su pareja termina perdiendo la admiración que tiene por usted.
No se haga la víctima, en vez de culpar a su pareja o a cualquiera por los problemas en su matrimonio, busque saber en qué se está equivocando y hágalo diferente.
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