«¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la Ley del SEÑOR está su deleite, y en Su Ley medita de día y de noche!
Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua,
que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita;
EN TODO LO QUE HACE, PROSPERA». Salmos 1:1-3
«Bienaventurado todo aquel que Teme al Señor, que anda en Sus caminos. Cuando comas del trabajo de tus manos, dichoso serás y te irá bien. Tu mujer será como fecunda vid en el interior de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa». Salmo 128:1-3