Gustavo recuerda que “tenía un trabajo sólido, en un comercio, pero, de pronto, cayeron las ventas, surgieron embargos, juicios, hasta que el negocio se fundió”.
“Entonces, empecé a buscar respuestas en el ocultismo. Durante tres años estuve en prácticas que supuestamente me iban a sacar a flote, pero me hundieron. Sentía que alguien me perseguía, que me quería agarrar y yo escapaba”, recuerda.
“A eso se sumaba el insomnio. Era un tormento levantarme temprano para ir a trabajar. Fumaba 50 cigarrillos por día y empecé a salir los fines de semana a boliches”, añade.
Pero eso no era todo. Él relata: “Había perdido un departamento, dos vehículos nuevos y quedó trunco el plan de construir una casa”.
Frente a tantos problemas, tuvo deseos de tomar una decisión trágica. “Empecé a tener pensamientos recurrentes de quitarme la vida. Tenía una escopeta y pensaba en ponérmela en la boca y disparar”, asegura.
Sin embargo, un día, vio una luz de esperanza. “Estaba mirando la televisión y vi un programa en el que decían ‘Pare de sufrir’. Y yo quería dejar de sufrir. Entonces, escuché la invitación, la dirección del lugar a donde tenía que ir y comenzó mi búsqueda. No fue fácil. Primero, las veces que intenté ir, siempre pasaba algo y no llegaba. Hasta que lo logré. Era la Iglesia Universal”, afirma.
Fue así como, después de mucho tiempo, sintió un alivio. “Allí, por primera vez, encontré paz. Esa misma noche pude dormir y la noche siguiente ocurrió lo mismo. Volví a asistir a las reuniones y escuchaba las prédicas donde hablaban de un cambio para el cual era necesario arrepentirse y dejar atrás el pasado. Me bauticé y eso representó un cambio total de dirección en mi vida”, comenta.
Desde entonces, ya no tuvo deseos de morir ni esas experiencias extrañas que lo atormentaban. “Además, nunca más bebí alcohol ni toqué un cigarrillo”, asegura Gustavo.
También vio cambios en su vida económica: “Tenía una hipoteca que para mí era impagable, pero logré cancelarla. Además, el negocio que tengo hoy es fruto de la orientación de Dios, por eso crece”.
“Por otro lado, hoy estoy felizmente casado. Mi vida espiritual es una maravilla, crece y crece. El Espíritu Santo es mi guía, mi paz, mi seguridad y mi motor”, concluye.
Él asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Rivadavia 11262, Liniers, CABA.
Participá este viernes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos.