El Obispo Julio comenzó la Jornada diciendo que la parte más delicada del ser humano es el Alma. Por eso, cuando la persona sufre abusos, maltratos, injusticias, prejuicios y falta de comprensión de quienes ama, se siente muy lastimada.
Por otra parte, en el mensaje que grabó en el Templo de Salomón, expresó que la Justicia Divina queda en evidencia en el carácter y en la vida de la persona cuando es justa con Dios, consigo misma y con las demás.
“Como Tú Me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo”. Juan 17:18
El Obispo también enfatizó que, así como Jesús fue enviado por Dios al mundo para traer la Justicia Divina, Él nos envía a nosotros para llevarles esa Justicia a las personas.
Durante la Jornada se transmitió la historia de Catalina, una mujer que sufrió abusos en la infancia y en la adultez. Sentía tanto dolor en el alma que pensó que la muerte sería la única solución. Todo empeoró cuando su hija recién nacida falleció a causa de una enfermedad.
En esa situación llegó a la Universal. Al pasar el tiempo, entendió que, si quería una transformación completa, debía recibir al Espíritu Santo. Por eso, en una Hoguera Santa Sacrificó todo de sí para tener la Plenitud de Dios. El Señor curó su Alma, la liberó de los traumas y reconstruyó la relación con su esposo y su familia. «Dios juzgó mi causa», aseguró.
El Obispo finalizó la Jornada diciendo que Dios no tiene la culpa de los traumas, de la angustia y de la bronca que sienten las personas, y que Él quiere hacer Justicia en sus vidas.