Recientemente, estuvimos en la ciudad de Guayaquil, Ecuador, ¡realizando el evento “Todo Nuevo”! (Vea algunos momentos en las imágenes que se encuentran más abajo).
Dios me mandó a preguntarles a las más de diez mil personas presentes lo siguiente: ¿Por qué están aquí?
Y la respuesta Divina fue: “Porque vi que muchos se olvidaron de usted, incluso familiares, amigos y conocidos, pero Yo (Jesús) nunca, en tiempo alguno, ¡Me olvidaré de ustedes!”.
Aquí está la prueba:
“Porque Yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas —declara el Señor– porque te han llamado desechada, diciendo: Esta es Sión, nadie se preocupa por ella”. Jeremías 30:17
Sepa que Dios quiere hacer por lo menos tres cosas diferentes en su vida:
1.ª “… Yo te devolveré la salud…”, salud física. Eliminando las enfermedades incurables, los dolores y los dolores crónicos.
2.ª “… te sanaré de tus heridas…”, salud emocional. Curando las heridas del corazón, como la ansiedad, los traumas, los miedos, las traiciones, los complejos, el nerviosismo, el rencor; y dándote paz.
3.ª “… te han llamado desechada…”, salud espiritual. Liberándolo de las acusaciones, perdonando sus pecados y haciendo de usted un ejemplo de superación para su cónyuge, hijos, padres, hermanos y amigos.
A pesar de los pesares, de las malas decisiones, de las frustraciones y de los problemas personales en diferentes áreas de su vida, Dios quiere darle a los que nunca tuvieron o a los que perdieron:
- Restauración de la salud física – vigor y ánimo.
- Salud emocional – familia unida y bendecida.
- Restauración de la salud espiritual – la alegría de la Salvación.
La principal razón es que Dios no despreció ni Se olvidó de ninguno de nosotros. Por lo tanto seremos respondidos, instruidos y bendecidos en familia durante este mes de junio.
Crea que este será el inicio de su nueva historia de vida, superación y realización, en el nombre del Señor Jesús que vive entre nosotros.
Dígale a sus familiares y amigos: “¡Tengan ánimo! Porque Dios no nos despreció a ninguno de nosotros. ¡Gracias, Dios!”.
Obispo Júlio Freitas