“Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en Él, que Él Actuará…”. Salmos 37:5
Para encomendar, entregar una causa, una o varias injusticias sufridas, es necesario creer que la persona a la que se la entregamos tiene la capacidad de resolverla.
Si nos referimos al Señor Jesús, no hay razón para preocuparse o dudar, porque Él Es Un Abogado Experimentado en las causas más injustas. Y Su Padre es el Justo Juez, Imparcial, Perfecto y Todopoderoso.
Sin embargo, Él no puede juzgar una causa —por más sencilla o compleja que sea, por más grave o leve, por más antigua o reciente— si el acusado (vos, yo) no se la encomienda a Él, el Abogado Justo.
El Señor Jesús Dijo:
«Yo Soy la Luz del mundo; el que Me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la Vida». Juan 8:12
Él está Listo para Alumbrarnos con la Luz de Su Justicia, pero la primera condición es que Le entreguemos nuestra causa por completo, al 100 %, y que sigamos, paso a paso, Sus Orientaciones.
La segunda condición es confiar. Todos podemos decidir confiar o no.
Muchos demostraron su confianza en:
La ciencia (especialistas, medicamentos, tratamientos, operaciones).
La tecnología (transportes públicos, aviones, barcos, aplicaciones bancarias).
La política (las leyes, promesas, facilidades).
Las religiones (tradiciones, esperanza, doctrinas).
Las amistades (familiares, compañeros de trabajo, vecinos, allegados).
Su formación universitaria (carreras, cursos, capacitaciones, reconocimientos, experiencias).
Pero Dios quiere que materialicemos nuestra confianza en Él, a través de la Obediencia incondicional a Su Palabra, sacrificando lo que Él nos Pida. Así, nuestra fe no se basa solo en conocimiento o en obras, sino en la suma de ambos (fe + obras), que demuestra la verdadera confianza de que Él Cumplirá Su Promesa, porque Él jamás falla.
Cuando actuamos así, recibimos Paz, Fuerza y Ánimo para seguir luchando y esperando que la Justicia Divina se manifieste en nuestras vidas para la Gloria de Dios.
“Hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía”. Salmos 37:6-8
Él es el Único Capaz de hacer resplandecer tu justicia como la luz. En otras palabras, así como no se puede detener la luz, tampoco se podrá detener Su Justicia en tu vida: nada ni nadie la podrá frenar.
Ser Bautizados con el Espíritu Santo es como tener un sol brillando dentro de nosotros constantemente, todos los días, en cualquier circunstancia.
Este derecho es como la luz del mediodía: cuando las agujas del reloj apuntan hacia arriba, el sol está en su punto más alto. Por eso, no faltará la salud restaurada, un matrimonio realizado, el éxito económico, una familia unida, la paz constante y la certeza de la Salvación.
Ahora ya sabés si lo que te falta es entregar, confiar o ambas cosas.
Pero algo es seguro: hay algo que tenés que hacer. Entonces, ¡hacelo ya! Y Él te Alumbrará con Su justicia, y lo Glorificarás en este segundo semestre del año como nunca antes.
Hacelo ya, hacelo hoy: agarrá las palabras del Señor Jesús en Su Tribunal (el Altar), obrando tu fe con tu sacrificio espontáneo, y así serás Alumbrado.
Participá todos los días de la Jornada por la Justicia Divina, a las 7:30 de la mañana, por:
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Obispo Júlio Freitas