Adrián asegura que, en el pasado, “no tenía nada” y explica:
“Había fracasado en la vida sentimental y económica. Estaba pagando una propiedad, pero me iba mal en el trabajo, quedé en la calle y la perdí. Una de mis hermanas me tuvo que dar un lugar en su casa”.
“Un compañero de trabajo me invitó a asistir a la Iglesia Universal. Me recibieron muy bien, se preocuparon por mí y me sentí contenido. Conseguí trabajo y empecé a salir adelante”, detalla.
Luego, formó su familia. Al respecto, comenta:
“Cuando nos casamos con mi esposa, alquilábamos y la plata no nos alcanzaba. Siempre pedía adelantos de sueldo y, cuando llegaba fin de mes, no cobraba casi nada. Abrimos un almacén, pero no pudimos establecerlo. Lo mismo nos sucedió con una heladería”.
“Fue entonces cuando decidí asistir a las reuniones de Prosperidad con Dios”, cuenta, y agrega:
“Recibimos la guía de Dios y comenzamos un emprendimiento en casa. Hacíamos tortas, brindábamos servicios de lunch y de catering. En pandemia, empezamos a hacer delivery de pastelería. El emprendimiento creció y tuvimos que alquilar un local. En un principio trabajábamos con mi esposa y mi hija. Hoy somos más de 15 personas y nos tuvimos que expandir al local contiguo”.
“Así comenzamos a prosperar, gracias a Dios. Antes no podíamos comprar ni un ladrillo para la casa. Hoy la tenemos restaurada, con todas las comodidades y muebles nuevos. Además, proyectamos ampliar aún más el negocio. Cada vez tenemos más clientes nuevos gracias a las recomendaciones. Pocas veces tuvimos que hacer volantes para promocionarnos”, cuenta con felicidad.
“Dios transformó todo, y fue por haber participado de las reuniones de los lunes”, concluye.
Adrián asiste a la Iglesia Universal ubicada en Blvd. Buenos Aires 457, Monte Grande, Bs. As.