Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor, Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia, Espíritu de Consejo y de Poder, Espíritu de Conocimiento y de Temor del Señor. Isaías 11:2
La segunda manifestación del Espíritu Santo es el Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia.
Ambos están relacionados con la razón y el intelecto, y no tienen nada que ver con emociones o sentimientos.
Las personas que más persiguieron a Jesús —y que hoy también persiguen a los cristianos— muchas veces son sabias, pero religiosas, no espirituales.
El Espíritu de Sabiduría debe estar sujeto al Espíritu del Señor, para que no se quede solo en conocimiento, sino que puedas aplicarlo. Es decir, aprender y practicar lo que Dios enseña.
Quien es sabio edifica su vida sobre la roca, sabe discernir y no es destruido.
La mayor sabiduría es aprender a someterse a la voluntad de Dios. De no hacerlo, la vida termina siendo un desastre.
El Espíritu de Inteligencia no significa ser más listo que los demás, porque todos los seres humanos fuimos creados con inteligencia.
Pero si no la usás, no vas a saber dónde estás parado ni cómo actuar como hijo, padre, madre, esposo, esposa, etc.
Sabiduría e inteligencia es…
- Comprender los planes de Dios, que son mucho más altos que los tuyos.
- Tomar decisiones con fervor y justicia, no basadas en capacidades humanas o razonamientos vacíos.
- Servir con discernimiento, excelencia y compasión, sin negligencia ni inconstancia.